Entre los objetivos de la salud pública está conseguir que sigamos una dieta saludable y, para ello, es importante conocer cuáles por qué elegimos los alimentos que comemos. Algunos de los factores que nos llevan a una elección determinada nos dirigen a alimentos que nos son precisamente saludables como, por ejemplo, los que tienen un alto contenido en calorías. Quizá no conocemos exactamente su composición, o influye el entorno en nuestra elección o, simplemente, nos parecen más sabrosos y nos gustan. Juliano Laran y Anthony Salerno, de la Universidad de Miami en Coral Gables, proponen que quizá la adversidad, por ejemplo la crisis que ahora vivimos, es uno de los factores que nos llevan a los alimentos con muchas calorías.
En su estudio, son 121 universitarios voluntarios, de ellos el 49.6% mujeres, los que se apuntan para probar una galleta de chocolate que acaba de salir al mercado. A la mitad de los voluntarios se les dice que la galleta es alta en calorías y a la otra mitad, por el contrario, se les presenta la galleta como baja en calorías. Además, según hacen la degustación, la mitad de cada uno de los grupos anteriores tiene delante un póster con palabras que tratan de adversidad, estrés, supervivencia o lucha, mientras que la otra mitad ve solo términos neutros en el póster.
Los que tienen el póster neutro consumen casi por igual las galletas de chocolate que les han dicho que son altas o bajas en calorías. En cambio, los del póster estresante consumen casi el doble, hasta un 40% más, de galletas con muchas calorías frente a las galletas que les han dicho tienen pocas calorías. Por tanto, cuando la cosa se pone fea tendemos a las muchas calorías. Quizá intuimos que en tiempos difíciles pueden haber escasez y lo mejor es aprovisionarse, por si acaso.
*Laran, J. & A. Salerno. 2013. Life-history strategy, food choice, and caloric consumption. Psychological Science DOI:10.1177/0956797612450033