Hace unos meses se impartió en Bilbao, con el apoyo del Ayuntamiento, un Curso de Meditación Trascendental. En el mail en el que se anunciaba el curso se decía que la “Meditación Trascendental es sencilla, natural, sin esfuerzo y fácil de aprender” y, además, que “no es una religión o una filosofía, y tampoco requiere ningún cambio de estilo de vida.” En el Paso 1 del curso se afirmaba que mejora “el potencial mental, la salud, las relaciones sociales y promueve la paz mundial.” El copyright del curso pertenece a la Fundación País Global Maharishi de la Paz Mundial. Fue en la India, en la década de los cincuenta, cuando Maharishi Mahesh Yogi creó la técnica y e inició el movimiento de la Meditación Trascendental.
Como el método del Gurú Maharishi está normalizado y todos los que lo han aprendido, más de cinco millones de personas en todo el mundo, lo siguen con fidelidad, permite investigar los efectos de la Meditación Trascendental en grandes grupos y los resultados obtenidos son bastante fiables. Por ello, se han publicado, en los últimos 40 años, más de 600 trabajos en más de 100 revistas científicas y producidos en unas 250 universidades y centros de investigación de todo el mundo.
Son Andrew Newberg y J. Iversen, de las universidades de Pennsylvania en Philadelphia y de Stanford respectivamente, quienes nos explican que las técnicas de meditación pertenecen a dos categorías básicas. En la más sencilla, los practicantes intentan vaciar su entorno de distracciones y llegar con la mente vacía a un estado subjetivo sin espacio y sin tiempo. La segunda categoría de meditación consiste en centrar la atención en un objeto concreto, una imagen, una frase o una palabra (mantra) que llevan al practicante a una experiencia subjetiva de inmersión en el objeto de atención.
A esta segunda categoría, según algunos expertos, o, más bien, a una mezcla de ambas, pertenece la Meditación Trascendental. Sin embargo, en los trabajos publicados sobre este asunto que he mencionado antes, a menudo es difícil saber qué técnica de meditación están estudiando. Por ejemplo, en la entrada sobre Meditación Trascendental en Wikipedia, además del Gurú Maharishi, aparece Paramahansa Yogananda que, lo dice allí, es un maestro de yoga.
Entre los trabajos sobre Meditación Trascendental que ofrecen resultados sobre un objetivo concreto está el de Carly Goldstein y su grupo, de la Universidad Estatal de Ohio en Kent, que revisa el uso de esta técnica para controlar la presión sanguínea. Después de revisar diez artículos, llega a la conclusión de que la Meditación Trascendental consigue reducciones significativas, desde el punto clínico, en la presión sanguínea. Las personas que participan conocen la Meditación Trascendental en el curso habitual de siete pasos y la practican dos veces a los días habitualmente. Según los diferentes estudios, la bajada de tensión puede llegar a ser de hasta 12.7 milímetros de mercurio en la sistólica (la cifra alta) y de 8.1 en la diastólica (la cifra baja). Repito, estos son los valores extremos.
En cambio, Ravindra Nagendra y sus colegas, del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias de Bangalore, en la India, que revisan la influencia de la meditación en el sueño, no diferencian las técnicas, excepto la meditación Vipassana. Enumeran los efectos de la meditación sobre diferentes funciones del organismo que, directa o indirectamente, tienen que ver con el sueño. Así, la Meditación Trascendental se puede asociar con hiperventilación, disminución de la frecuencia cardíaca, el sueño, los niveles de catecolaminas y cortisol, antecesores de la androsterona, hormonas de la hipófisis y la tiroides, prolactina, serotonina, noradrenalina, reducción del estrés,… Como ven, muchas funciones del organismo se ven afectadas por la meditación trascendental, según esta revisión de Navendra.
En resumen, según estas revisiones, la Meditación Trascendental influye en la presión, sanguínea, el sueño y en hormonas que, en general, tienen que ver con el estrés. Y es el estrés lo que quieren controlar los expertos en enfermedades cardiovasculares pues supone un riesgo para los enfermos. Vernon Barnes y David Orme-Johnson, de la Universidad de Ciencias de la Salud de Georgia en Augusta, en Estados Unidos, han revisado, por tanto, la influencia de la Meditación Trascendental (por cierto, en este artículo la técnica de meditación utilizada es marca registrada) en los factores de riesgo por estrés de las enfermedades cardiovasculares. Como en los trabajos anteriores, la Meditación Trascendental controla la presión sanguínea, el riesgo de arterioesclerosis y de anguina de pecho, la necesidad de atención médica, la morbilidad y mortalidad e, incluso, el consumo de tabaco y alcohol.
*Barnes, V. & D.W. Orme-Johnson. 2012. Prevention and treatment of cardiovascular disease in adolescents and adults through the Trascendental Meditation® Program: A research review update. Current Hypertension Reviews 8: 1-16.
*Goldstein, C.M. y 3 colaboradores. 2012. Current perspectivas on the use of meditation to reduce blood pressure. International Journal of Hypertension doi:10.1155/2012/578397
*Navendra, R.P., N. Maruthai & B.M. Kutty. 2012. Meditation and its regulatory role on sleep. Frontiers in Neurology doi:10.3389/fneur.2012.00054
*Newberg, A.B. & J. Iversen. 2003. The neural basis of the complex mental task of meditation: neurotransmitter and neurochemical considerations. Medical Hypotheses 61: 282-291.
*Wikipedia. Meditación Trascendental. http://es.wikipedia.org/wiki/Meditaci%C3%B3n_trascendental