Desde hace tiempo que se sabe que la televisión anula, anestesia, convierte a los televidentes en zombies, en definitiva, es la “caja tonta” que atonta a quien la ve. Todo esto ha demonizado la televisión y la ha culpabilizado de todos los tontos, vagos, infelices, obesos y alcohólicos que, por lo visto y por la Encuesta General de Medios, abundan en nuestra sociedad. Sin embargo, Jaye Derrick, de la Universidad de Buffalo, no está muy convencida y ha publicado algunos trabajos que demuestran que incluso la televisión tiene algunos aspectos positivos. La publicación que vamos a tratar relaciona la televisión con el autocontrol del televidente.
Para Derrick, el autocontrol es un recurso finito y, por tanto, ejercerlo con esfuerzo y convicción según las circunstancias, lo va desgastando, el recurso disminuye y, en consecuencia, para las tareas posteriores quizá quede poco o nada de autocontrol. De alguna manera hay que recuperarlo. Habitualmente, las relaciones sociales positivas mejoran el autocontrol aunque, en cambio, las relaciones negativas o difíciles lo disminuyen. No estaría mal, sugiere Derrick, que tuviéramos alternativas a las relaciones sociales positivas para recuperar el nivel óptimo de autocontrol.
Trabaja con 205 voluntarios, de ellos 132 son mujeres y 2 son transexuales, con una edad media de 33 años. En un primer experimento, las mitad de los participantes debe escribir 10-12 párrafos, con tema libre, pero sin utilizar las letras “a” o “i”; la otra mitad hace lo mismo pero sin letras prohibidas. Ambos grupos responden a las preguntas sobre el esfuerzo y el autocontrol que han dedicado a la tarea encargada. A continuación escriben, la mitad de cada uno de los grupos anteriores un texto sobre su serie de televisión favorita y la otra mitad enumera los objetos que hay en su habitación. Se cuenta el número de palabras de estos últimos textos y se supone que, si hay muchas palabras, es que gusta el tema.
Como es lógico, escribir con letras prohibidas supone más esfuerzo y más gasto de autocontrol, casi el doble, que la escritura libre, según las respuestas de los voluntarios. Y los que han escrito con letras prohibidas, al escribir el segundo texto, lo hacen mucho más largo, casi el doble de nuevo, si tratan de su serie de televisión favorita, que los voluntarios que escribieron el primer texto sin letras prohibidas y, por tanto, se esforzaron menos y no gastaron tanto autocontrol. Es decir, el mayor esfuerzo en el primer texto hace que sea más agradable escribir el segundo texto sobre la serie de televisión. Es como si bastase recuperar el recuerdo de la serie de televisión favorita para recobrar el ánimo. Es mas, entre todos los voluntarios que escribieron sobre la serie de televisión, la mitad escribió el primer texto con letras prohibidas y la otra mitad con todas las letras; pues bien, los primeros, después de escribir sobre la serie de televisión, tienen la mitad de ánimo negativo y el doble de recuperación del autocontrol que los segundos.
Como ven, hacer las cosas difíciles no es tan duro si uno tiene, después, alguna serie de televisión favorita para recordar.
*Derrick, J.L. 2012. Energized by television: Familiar fictional worlds restore self-control. Social Psychological and Personality Science DOI:10.1177/1948550612454889