Si cuando se acerca el fin de año hay, en determinados ambientes y para determinadas personas, un calendario más solicitado que el de los bomberos, me gustaría que me lo comunicaran y prometo que le transmitiré la información a nuestro psicólogo de cabecera, el bretón Nicolas Guéguen, de la Universidad del Sur de Bretaña, que nos ha visitado ya varias veces. Cree que el éxito de los bomberos viene dado por su uniforme, como vamos a ver en el trabajo que hoy comentaré. Sin embargo, y es una opinión personal, me parece que los bomberos deben tener otros encantos pues si hay algo que casi ni se ve en sus calendarios es, precisamente, el uniforme. Y vamos con Guéguen que, como en muchos de sus trabajos, este va de mujeres y bomberos.

En el primer experimento, tres bomberos de 20 años de edad y calificados como atractivos en un estudio previo, se van a acercar a 180 mujeres, de 18 a 25 años, que pasean solas por un parque de una ciudad bretona de unos 70000 habitantes. Y harán lo mismo con 80 mujeres de la misma edad que se sientan solas en la terraza de una cafetería. El ensayo se hace en días soleados de junio de 2006, los bomberos llevan su uniforme o van de paisano, con vaqueros y camiseta y, al acercarse a las chicas, sonríen, y deben anotar si ellas lo hacen también.

Ya se lo estarán figurando pero así es: las chicas responden más a la sonrisa del bombero con uniforme. En el parque, el 86.7% de las mujeres sonríen al bombero con uniforme mientras que sólo lo hacen el 23.3% al bombero que va de paisano. Y en la terraza del bar ocurre algo parecido: el 62.5% sonríe al uniforme y el 17.5% al vaquero y la camiseta. Es más, también se puntúa la amplitud y calidez de la sonrisa y, claro está, es más cálida y acogedora la sonrisa al que lleva uniforme que al que no lo lleva, tanto en el parque como en la terraza de la cafetería.

El siguiente experimento es parecido pero, además de sonreír, el bombero, tanto con uniforme como sin él, dice “hola” a 180 chicas aunque solo en el parque; no se hizo el ensayo en la cafetería. Los chicos deben apuntar si las chicas les responden con parecido “hola”. Y los resultados son semejantes a los del primer experimento: el 78.8% de las chicas responde al “hola” del bombero de uniforme mientras que solo lo hace el 25.6% al bombero sin uniforme.

El último experimento es todavía más directo. Solo se hace en el parque, con 240 chicas que pasean solas y a las que nuestros chicos, de uniforme o con vaqueros, se van a acercar y les van a decir que les parecen guapas y les van a pedir el número de teléfono para llamarlas y quedar a tomar unas copas. Pues el 21.6% dan el teléfono al bombero con uniforme mientras que solo lo hacen el 8.3% con el bombero de paisano. Está claro, el uniforme marca la diferencia.

*Guéguen, N. 2009. Man’s uniform and receptivity of women to courtship request: Three field experiments with a firefighter’s uniform. European Journal of Social Sciences 12: 235-240.