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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Aracnofobia

Quien tiene alguna fobia, o varias, lo pasa fatal y eso lo sabemos todos porque todos tenemos alguna fobia, o varias. Para que una fobia funcione, o sea, dé susto, debe tener un buen sistema de detección de lo que nos da miedo, sistema que además suele ser hiperactivo y muy atento a su objetivo. Vamos, que se busca con furia aquello que nos asusta. Es más, incluso aquello que quizá sea peligroso lo convertimos de inmediato en un peligro mayúsculo. Se ven los peligros que casi ni existen como extremos e inminentes. Así, las leyendas urbanas nos cuentan de ratas como conejos o serpientes tan largas como la manguera de un bombero. El miedo puede alterar el procesamiento de lo que percibimos, en este caso, de la información visual. Y no es el ojo el que miente, es el cerebro el que percibe erróneamente. Y esto es lo que van a estudiar, con arañas y aracnofóbicos, Michael Vasey y su grupo de la Universidad Estatal de Ohio en Columbus.

Participan 57 universitarios, con una edad media de 19.3 años, el 80% son mujeres y todos son aracnofóbicos diagnosticados. En el experimento se utilizan tarántulas de dos géneros, Grammostola y Brachypelma, con reputación de ser dóciles y porque presentan diferencias apreciables de forma y, sobre todo, de tamaño que, en este caso, van de los 2.5 a los 15 centímetrosdesde el extremo de las patas delanteras al extremo de las traseras. En cada sesión, los voluntarios a unos 4 metros de un recipiente de cristal que contiene la tarántula, se les pide que se acerquen a él y, una vez llegan, que empujen al bicho con un palito y, si lo hacen, se despide que repitan con un palito más corto. Tienen cinco sesiones como esta durante ocho semanas. En cada sesión se pueden encontrar con una araña desconocida o con alguna con la que ya han tenido trato.  Después de la sesión se les pide que puntúen el miedo que han pasado y que dibujen, en un folio en blanco, una línea recta cuya longitud equivale al tamaño de la araña de extremo a extremo de las patas delanteras y traseras.

Los resultados indican que, a más miedo, más grande parece la tarántula. En concreto, a más tamaño estimado, no al tamaño real sino al estimado, los voluntarios sienten más ansiedad, más pánico y más miedo a las arañas. Ya ven, lo que los ojos no es lo que el cerebro procesa: el tamaño aumenta con el miedo o, a más miedo, más tamaño. Y así se refuerza la fobia. Da igual  que la araña sea nueva o conocida pero, sin embargo, baja la fobia con la repetición del experimento. Al terminar la quinta sesión, la ansiedad y el estrés declarados son menores, algo menores, que al principio. Es una esperanza de alivio para las fobias, aunque el mismo Vasey reconoce que no son raras las recaídas y el mecanismo de esta vuelta atrás no se conoce.

 

*Vasey, M.W. y 5 colaboradores. It was as big as my head, I swear! Biased spider size information in spider phobie. Journal of Anxiety  Disorders 26: 20-24.

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Por Eduardo Angulo

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