Hace poco hablamos de la fracturación hidráulica, esa técnica que permite la extracción de gas natural del subsuelo con la inyección de grandes cantidades de agua a mucha presión. Y comentábamos algunos de los problemas que plantea en relación con el ambiente. Todo ello está de actualidad por el anuncio hecho por el lehendakari López del hallazgo de gas natural en Álava que sólo se puede extraer por la fracturación hidráulica.
Mencionaba tres problemas en relación con el entorno: se necesitan ingentes cantidades de agua que, cuando vuelven a la superficie con el gas, están contaminadas y hay que almacenarlas en balsas; en segundo lugar, el gas natural extraído es, sobre todo, metano que, en parte, va a la atmósfera y es conocido que este gas tiene un potente efecto invernadero y retiene el calor mucho más que el dióxido de carbono; y, en tercer lugar, es posible la contaminación con metano del agua potable de los acuíferos, tema que ya tratamos el otro día y que es importante en Álava ya que el acuífero de Subijana está entre la superficie y la profundidad a la que se encuentra el metano. Hoy toca hablar de los escapes de metano a la atmósfera ya que hay bibliografía reciente publicada por Robert Howarth y su grupo de la Universidad Cornell de Ithaca, en Estados Unidos.
Parte del agua que se inyecta a presión en el subsuelo para conseguir la fractura de la roca y la liberación del gas, en su vuelta a la superficie, lleva metano. Howarth y sus colegas han recopilado datos de diversas fuentes sobre las pérdidas de metano a la atmósfera durante este proceso en cinco yacimientos de Estados Unidos. En uno de ellos, el de la formación Haynesville, en Louisiana, la emisión es de 680.000 metros cúbicospor día que, según he entendido, es una cantidad respetable que, además, supone la pérdida del 3.2% de las reservas que se calcula tiene este yacimiento. En general, las pérdidas de metano en el retorno están relacionadas con la capacidad de producción del yacimiento: a más metano extraído, más metano se pierde en la atmósfera. Para los cinco yacimientos de los que Howarth tiene datos, la emisión de metano supone la pérdida del 1.6% del gas del yacimiento como media.
Cuando llega el gas a la superficie, junto con el agua de retorno, hay que separar el metano para conducirlo a la red de gasoductos comerciales. En esta fase, la pérdida media es del 0.33% según los datos, en este caso, de doce yacimientos. Si se sigue todo el trayecto del gas hasta el consumo, las pérdidas en la atmósfera irían de un 3.6%, en el cálculo más conservador, y hasta el 7.9%, en el más pesimista. Sin embargo, hay que precisar que sólo el 1.6% del agua de retorno más el 0.33% de la separación se pueden achacar a la técnica de la fracturación hidráulica; el resto es común con los métodos convencionales de explotar el gas natural. En total, el 1.9% se debe a la técnica que se va aplicar el Álava.
Como ven, el trabajo de Howarth se refiere a datos de varios yacimientos pero, hace unos días, Jeff Tolleson comentaba en Nature datos de los yacimientos de la cuenca Denver-Julesburg, en Colorado. Todo comenzó con la toma de muestras y análisis rutinarios de la atmósfera en la ciudad de Denver. Encontraron una concentración apreciable de metano y llegaron a la conclusión de que el vertido de metano a la atmósfera en el yacimiento Denver-Julesburg llegaba al 4%, una cifra bastante mayor que los cálculos de Howarth (recordad, el 1.9%). Es un estudio que demuestra que falta mucho por conocer en este campo.
De inmediato a la publicación del artículo de Howarth, apareció una réplica firmada por Lawrence Cathles III y su grupo, de la misma universidad aunque de otro departamento. Howarth respondió y quedó claro que no se discute la presencia de metano en la atmósfera, se duda de que proceda de los campos de gas y, sobre todo, el debate se centra en la potencia del metano como gas de efecto invernadero. Pero metano hay y, por lo menos en parte, procede de los campos de extracción de gas natural por la técnica de la fracturación hidráulica.
*Cathles III, L.M. y 3 colaboradores.2012. A commentary on “The greenhouse-gas footprint of natural gas from shale formations” by R.W. Howarth, R. Santoro, and Anthony Ingraffea. Climatic Change DOI:10.1007/s10584-011-0333-0
*Howarth, R.W., R. Santoro & A. Ingraffea. 2011. Methane and the greenhouse-gas footprint of natural gas from shale formations. Climatic Change 106: 679-690.
* Howarth, R.W., R. Santoro & A. Ingraffea. 2012. Venting and leaking of methane from shale gas development: response to Cathles et al. Climatic Change DOI:10.1007/s10584-012-0401-0
*Tollefson, J. 2012. Air sampling reveals high emissions from gas field. Nature 482: 139-140.