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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Triple

Para aprender bien algo hay que estudiarlo a fondo, dedicar tiempo y, si no sale a la primera, seguir intentándolo. Es repetir y repetir, es reforzar el aprendizaje. Sin embargo, hay veces en que el refuerzo no funciona o, por lo menos, no es totalmente eficaz. Tal Neiman y Yonatan Loewenstein, de la Universidad Hebreade Jerusalén, nos lo explican con los triples de baloncesto.

Cuando escribo este texto, en nuestra liga de baloncesto, la liga ACB, el jugador con mayor porcentaje de aciertos desde la línea de 6.75 metros alcanza el 50%, y el jugador que ha encestado más triples tiene 44 de 120 intentos, o sea, el 36.67%. Es evidente que encestar desde tan lejos no es fácil, incluso para profesionales con mucho entrenamiento. Hay que ser un especialista y ser consciente de que se va a fallar mucho y, claro está, no hay que desanimarse. Pero los jugadores profesionales de baloncesto están motivados para adoptar decisiones adecuadas en momentos concretos del juego. Y, si lanzan un triple y fallan, la decisión que se les pide es que vuelvan a lanzar o, viceversa, si lanzan y aciertan, también se les pide que repitan. Tanto si fallan como si aciertan, su entrenador le dirá que el siguiente también va a entrar.

Para ver si el entrenador está en lo cierto y el optimismo sobre el siguiente tiro está justificado, nuestros investigadores han repasado las estadísticas de la NBA en las temporadas 2007-2008 y 2008-2009, con más de 200.000 lanzamientos, y de la WNBA (la liga femenina) en 2008 y 2009, con más de 15.000 intentos. Sólo estudian los resultados de jugadores que han tirado 100 veces o más desde la línea de tres puntos; en total, son 291 de la NBAy 41 de la WNBA. El análisis de los datos lleva a alguna conclusión más bien paradójica: el jugador que acierta un triple se anima a lanzar otro y, en este segundo tiro, casi siempre falla; lanza más de lo habitual para él y, en consecuencia, falla más de lo habitual. Por el contrario, el jugador que falla es más fácil que acierte en el siguiente tiro. Si aciertas, la probabilidad es de fallar en el siguiente; si fallas, la probabilidad de acertar en el siguiente es alta.

Y si hablamos de aprendizaje, aunque parezca que la situación de lanzar a canasta para encestar un triple se repite siempre por igual, el jugador (y quizá su entrenador) debe ser consciente de que la situación nunca es exactamente la misma. El entorno cambia: el lugar de lanzamiento, los contrarios, los compañeros, la luz, los colores, la distancia, el peso del balón,… Se aprende el automatismo del lanzamiento pero no se pueden controlar el resto de circunstancias ajenas al propio jugador. Un partido de baloncesto es lo suficientemente complejo como para que no haya dos lanzamientos iguales. El refuerzo en el aprendizaje sólo funciona en parte; el resto, son imponderables.

 

* Neiman, T. & Y. Loewenstein. 2011. Reinforcement learning in professional basketball players. Nature Communications 2: 569.

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