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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

De cuerpo entero

Conocer nuestro cuerpo es parte de nuestra consciencia, de nuestras experiencias, de nuestra memoria, en fin, de nuestra sensación de vivir. Sin embargo, con la ilusión de la mano de goma ya vimos que se nos engaña con relativa facilidad y convertimos un guante de mano en parte de nuestro cuerpo. Pues bien, Valeria Petkova y Henrik Ehrsson, del Instituto Karolinska de Estocolmo, han ido más allá y han convencido a 67 voluntarios de que su cuerpo es el de un maniquí. No es sólo una mano; ahora es el cuerpo entero.

En el primer experimento de los autores, 32 voluntarios, la mitad mujeres y con 25.6 años de  edad media, se colocan en la cabeza un casco que no les deja ver el exterior y que, por unas pantallas de televisión, ven el cuerpo de un maniquí, hombre o mujer según el caso, de tamaño natural. Como en el experimento de la ilusión de la mano de goma, el maniquí y el cuerpo del voluntario son acariciados a la vez y en los mismos lugares. Así, los voluntarios asumen que el cuerpo del maniquí es el suyo propio y reaccionan con violencia si ven como se apuñala el cuerpo del muñeco. Su reacción es fisiológica pues, en ese momento, cambian las propiedades eléctricas de la piel.

Y, todavía más, llegan a intercambiar su cuerpo con el de otra persona. Para ello, toman de la mano de uno de los miembros del equipo investigador y lo ven a través de las cámaras de televisión colocadas en la cabeza del científico. De esta manera, ven su propia mano acariciada por otra mano que, en ese momento, creen que es la suya. Es algo así como acariciarse a sí mismo.

Pero este asunto no queda en ese intercambio de cuerpos tal como lo he explicado y este grupo del Karolinska de Estocolmo ha conseguido, con 198 voluntarios, estudiar el cambio con cuerpos de diferente tamaño, desde una Barbie de30 centímetroshasta una enorme estatua de madera de4 metrosde altura, pasando por un maniquí te tamaño natural, con 1.80, y una muñeca de80 centímetros.

Los voluntarios no sólo intercambian su cuerpo con estos maniquíes de cualquier tamaño sino que, además, ven el entorno y los objetos que en él se encuentran con diferentes sensaciones. Cuando el cuerpo con el que se intercambian es pequeño, los objetos parecen más lejanos y más grandes y, viceversa, si el cuerpo es grande, los objetos parecen más cercanos y más pequeños. Como ven, si lo hacen desde su propio cuerpo, nuestro tamaño, real o ficticio, cambia la manera en que percibimos el mundo que nos rodea.

 

*Petkova, V.I. & H.H. Ehrsson. 2008. If I were you: Perceptual illusion of body swapping. PLoS ONE 3: e3832.

*van der Hoort, B., A. Guterstam & H.H. Ehrsson. 2011. Being Barbie: The size of one’s own body determines the perceived size of the world. PLoS ONE 6: e20195.

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Por Eduardo Angulo

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