En cualquier cultura, una buena educación permite interpretar mejor el mundo que nos rodea y conseguir un buen trabajo, un sueldo adecuado y, mal que les pese a algunos, ser un buen ciudadano y, aunque no siempre, comportarse como una buena persona. Tal como cuentan Mariah Evans y su grupo, dela Universidadde Nevada en Rena, durante años se ha aceptado que el factor crucial para el nivel educativo que alcanza un niño es la educación de los padres además, es evidente, de la influencia de la política educativa del gobierno correspondiente. O, si se quiere, de la inexistente o confusa política educativa de muchos gobiernos. Y, como apunta Mariah Evans, quizá de otros factores.
Utilizan datos ya publicados en los últimos 20 años sobre 73249 personas de 27 países de todo el mundo, incluyendo España. El grupo de Evans estudia la relación entre el nivel educativo que alcanzan los niños de un país, medido como los años de permanencia en la escuela, y el número de libros que los niños tienen en su hogar dividido en tramos: ningún libro, uno o dos libros, unos 10 libros, 20, 30,…., 500 y más de 1000.
Hay un resultado que se da en todos los países: los niños que crecen en hogares con unos 500 libros permanecen en la escuela 3.7 años más que los niños sin libros. Además, esos 3.7 años más son los que permanecen en la escuela los hijos de padres universitarios. O sea, que la educación de los padres ejerce el mismo efecto que unos 500 libros en casa. Es mas, sólo unos 20 libros en casa ya empujan al niño al siguiente nivel educativo. Y todas estas ventajas de los libros son independientes de la educación de los padres, de su sueldo y de su clase social, de que sea en un país rico o en un país pobre, en el pasado o en el presente, y de que sea bajo el comunismo, el capitalismo o el apartheid.
Para esto, China es el país donde mejor funcionan los libros en casa: hasta 7 años más están en la escuela los niños de hogares con unos 500 libros. En España se ganan 4.7 años de escolaridad; es el tercer país en ganancia de años, detrás de China y de Chile y antes que Noruega.
Está claro, los libros en casa suponen una extraordinaria ventaja para la educación de los niños. Tener libros no significa que los niños los lean, pero una biblioteca doméstica, bien orientada a los hijos, les proporciona vocabulario, información, comprensión, imaginación, cercanía a la buena escritura y tantos otros beneficios que, antes o después, les ayudarán en su educación y en su vida.
*Evans, M.D.R. y 3 colaboradores. 2010. Family scholarly culture and educational success: Books and schooling in 27 nations. Research in Social Stratification and Mobility 28: 171-197.