Ante la cercanía de las elecciones, hace poco hablamos de candidatos; hoy toca hablar de votantes. Kenji Noguchi y su grupo, de la Universidad del Sur de Mississippi en Long Beach, proponen que nuestro cerebro toma decisiones en conjunto y que, aunque nos parezca, extraño es el mismo órgano el que decide nuestra conducta en todas las situaciones, lo mismo para leer el periódico, para ser un furibundo hincha de un equipo de fútbol o para hacer el amor. Por ejemplo, Noguchi asegura que una decisión que nos lleva a ser activos en el ejercicio físico, o sea, para mantenernos saludables, también nos empuja a comer demasiado y, como consecuencia, llevarnos a la obesidad. Así, los autores plantean la hipótesis de que los grupos sociales, en su caso países o los estados de Estados Unidos, con mayor índice de actividad a muchos niveles son también los que participan de manera más numerosa en política a través de las elecciones.
En primer lugar, elaboran un índice de actividad para 69 países de todo el mundo a partir de muy diversos datos publicados en bases de datos nacionales e internacionales: extraversión de sus habitantes, inestabilidad emocional, rapidez en sus acciones, urgencia, velocidad a la que se anda por sus calles, puntualidad y rapidez del servicio de correos, consumo de estimulantes (cocaína, anfetaminas, éxtasis), producción de películas, número de periódicos, número de móviles y de teléfonos fijos, el uso de Internet e, incluso, la puntualidad media de los relojes de 15 sucursales bancarias elegidas al azar.
El ránking de actividad lo encabeza Australia, seguida de Islandia y Noruega. España ocupa el puesto número 21, entre Austria y Canadá. Y se cumple la hipótesis de Noguchi, hay una relación estadística entre índice de actividad y participación política. Por supuesto, el otro parámetro que influye en la participación es el interés pos la política. Con la actividad y el interés se puede explicar casi la mitad de la participación política de un país.
Cuando Noguchi aplica su índice de actividad a los estados de la Unión, utiliza parámetros más concretos pues tiene bases de datos para ello: actividad física (5 días por semana o 3 días por semana de ejercicios fuertes), diabetes, Índice de Masa Corporal de 30 o superior (es decir, obesidad), y consumo de anfetaminas. Relaciona estos datos con la participación política en las elecciones presidenciales de 2004.
El estado más activo es Colorado, seguido de Alaska y Oregón. Los menos activos son los estados sureños. Y de nuevo aparece la relación entre el índice de actividad y la participación política y, en concreto, de esta última con la actividad física. Parece que la conducta que empuja a las personas al ejercicio físico también las empuja a acercarse al colegio electoral el día de las elecciones.
*Noguchi, K., I.M. Handley & D. Albarracín. 2011. Participating in politics resembles physical activity: General action patterns in international archives,United Statesarchives, and experiments. Psychological Science 22: 235-242.