Hay elecciones el 20-N. En poco más de un mes, miles de candidatos se presentan para ser elegido para 350 puestos en el Congreso o para 264 en el Senado. Se presentan en decenas de circunscripciones, en representación de decenas de partidos políticos, coaliciones o agrupaciones de electores, y serán elegidos por millones de ciudadanos según preferencias políticas y de todo tipo, entre ellas, su apariencia, muy importante debido a la televisión y demás medios de comunicación.
Un estudio interesante sobre la apariencia de los candidatos y las preferencias de los electores ha sido publicado no hace mucho por Michael Spezio y su grupo del Colegio Scripps de Claremont, en California. Enseñan, a varios voluntarios, imágenes, por parejas, de políticos que se habían presentado a las elecciones de 2002, 2004 y 2006 y les piden que elijan y que puntúen su atractivo, competencia para el puesto, si es un mentiroso y si es peligroso, todo ello en unos segundos. Los candidatos puntuados por sus atributos negativos (mentiroso, peligroso) son los que habían perdido las elecciones reales. Por tanto, cuentan más los atributos negativos para eliminar un candidato que los atributos positivos para animar a votar a un candidato. Se niega el voto al candidato que no gusta y se vota a otro porque no hay más donde elegir (recordad que deben elegir entre dos).
El mismo equipo, en un trabajo posterior, asegura que los candidatos con un aspecto peligroso pierden en el 65% de las elecciones. Y añaden un dato nuevo: los candidatos atractivos, para ser elegidos, deben también ser juzgados competentes. Los atractivos pero incompetentes no son elegidos. Es más, en esta elección por parejas según la imagen casi siempre pierde el más atractivo.
Y, finalmente, la televisión tiene una influencia indudable en las elecciones aunque, según Gabriel Lenz y Chappell Lawson, del MIT, no influye por igual en todos los electores, lo hace sobre todo en aquellos que están menos informados sobre política. Después de revisar 36500 entrevistas sobre el sentido del voto, los conocimientos de política y las horas ante el televisor, el resultado es evidente: los juicios rápidos que provoca la propaganda electoral y las noticias políticas en televisión, basados en la apariencia del candidato más que en sus palabras, sólo convencen a los ciudadanos menos interesados en política.
*Lenz, G.S. & C. Lawson. 2011. Looking the part: Television leads less informed citizens to vote based on candidates’ appearance. American Journal of Political Science 55: 574-589.
*Matthes, K. y 5 colaboradores. 2010. Predicting election outcomes from positive and negative trait assessments of candidate images. Political Psychology doi:10.1111/j.1467-9221.2009.00745.x
Spezio, M.L. y 7 colaboradores.2008. Aneural basis for the effect of candidate appearance on election outcomes. Social Cognitive & Affective Neuroscience 3: 344-352.