Hace casi veinte años, un grupo de investigación danés publicó un trabajo que aseguraba que los machos de nuestra especie habían perdido la mitad de sus espermatozoides, no se sabía dónde ni por qué pero sí se sabía cuándo, en los últimos cincuenta años, de
Las conclusiones de este estudio llegaron a los medios y provocaron comentarios diversos y agoreras profecías: vivíamos en una sociedad condenada a desaparecer por falta de niños. Novelas y películas de ciencia ficción se publicaron y estrenaron, difundiendo todavía más los resultados del estudio. Incluso dentro del propio campo de la ciencia este artículo se ha citado más de 1000 veces. Impulsó muchas investigaciones en todo el mundo y, entonces, fue cuando todo el asunto comenzó a tambalearse: los resultados son dispares y no existe consenso entre los científicos sobre esta disminución del número de espermatozoides. Sin embargo, al público sólo le llegan los resultados terroríficos y casi nunca los buenos o, simplemente, los que discrepan de lo establecido a nivel popular.
En 1996, unos años después de la publicación de este trabajo pionero, el mismo grupo de investigación, ahora dirigido por uno de los firmantes, Niels Skakkebaek, organizó una toma de muestras y análisis que ha durado todo este tiempo. Pero sus resultados no se han publicado, a pesar de que parece ya el momento de hacerlo, y Skakkebaek no se atreve a decir cuando se darán a conocer. Entretanto, el gobierno danés, que financia en parte el estudio, y sin permiso de los investigadores, ha colgado los datos, sin tratamiento de ningún de ningún tipo, en su página web. Y estos datos, ya a disposición de los científicos de todo el mundo, han comenzado a ser comentados y discutidos.
Uno de los comentarios más interesantes se debe a Jens Peter Bonde y sus colegas de la Universidad de Copenhague. En primer lugar, y con referencia a la publicación de hace veinte años, critica su metodología: no se conoce el número de posibles donantes que se negaron a colaborar, cifra habitualmente alta en estos trabajos; antes de la toma de muestras se pide a los voluntarios un tiempo de abstinencia sexual que, a menudo, no se controla; tampoco son fácilmente comparables las muestras tomadas en diferentes años, sin continuidad, o en diferentes áreas geográficas; los criterios de selección de donantes varían; y los métodos de recuento de espermatozoides no estaban, ni están, normalizados.
El nuevo muestreo de Skakkebaek se basa en la recogida de muestras a jóvenes de 18 años, cuando se incorporan al servicio militar, obligatorio en Dinamarca. Cada año aceptan dar muestras de semen del 16 al 30% de los reclutas, con lo que el total alcanza ya las 5000 muestras. La interpretación de los datos que hacen Bonde y sus colegas es evidente en la gráfica que publican: el número de espermatozoides no ha variado en los últimos 15 años. La media es de
A la vez que se hacían públicos y se interpretaban estos datos, se conocían otros dos trabajos, publicados en 2011, uno en Suecia y otro en Finlandia. El de Suecia concluía que no variaba el número de espermatozoides; el de Finlandia, por el contrario, aseguraba que existía la disminución. La BBC tituló la noticia: “La calidad del esperma cae debido a los contaminantes químicos”. No se mencionaba el estudio sueco.
¨Bonde, J.P., C.H. Ramlau-Hansen & J. Olsen. 2011. trends in sperm count. The saga continues. Epidemiology 22: DOI:10.1097/EDE.06013e318223442c
*Carlsen, E., A. Giwercman, N. Keiding & N.E. Skakkebaek. 1992. Evidence for decreasing quality of semen during past 50 years. British Medical Journal 305: 609-613.