Quizá uno de los efectos más sorprendentes del parto sean los cambios de ánimo que provoca en la madre. Entre el 26% y el 85% de las madres, variando según los criterios de diagnóstico utilizados, sufre la llamada tristeza post parto. Un porcentaje menor, pero significativo, pasa por la depresión post parto que se inicia las primeras semanas después del nacimiento del bebé y remite hacia los 5 meses. Se parece a cualquier otra depresión, con fatiga, ánimo negativo, pensamientos negativos, baja autoestima,…, pero es única por aparecer tras el parto y por su duración siempre muy parecida. En algunos casos, esta depresión se extiende al hijo e, incluso, a toda la familia.
Tal como nos cuentan Mileva-Seitz y Fleming, la causa de esta depresión es, seguramente, hormonal, aunque no están muy claros los pasos entre hormonas y depresión. Ya hemos comentado la presencia de cortisol después del parto, hormona que también aparece en los casos de depresión fuera del parto. Por otra parte, los efectos de la depresión post parto son muy conocidos. Así, la madre deprimida tiene dificultades para relacionarse con su hijo y le dedica poco tiempo. No es consciente de ello y parece todavía más cariñosa y atenta que las madres sin depresión. Le cuesta entender los mensajes auditivos, visuales y táctiles del niño. Pero, aparte de dar en los tests peores puntuaciones, sus intentos de acercarse al hijo son negativos y cuando juega con él lo hace sin responder a la conducta del niño. Es sobre estimulante, exagerada, intrusiva y controladora; a veces, por el contrario, se muestra lejana y pasiva.
*Mileva-Seitz, V. & A.S. Fleming. 2011. How mothers born: A psychobiological analysis of mothering. En ”Biosocial Foundation of Family Processes”, p. 3-34. Ed. por A. Booth y cols. Springer.