Dedicado a los niños que aman a los dinosaurios y, en especial, a uno de ellos que, con su curiosidad y sus preguntas, ha inspirado esta entrada
De vez en cuando, alguien me recuerda las desgracias de algún productor de cine que busca o quiere crear un escenario correcto para una peli de dinosaurios. Para que sea lo más real posible no debe tener hierba pues entonces, entre hace 225 y 65 millones de años, el paisaje vegetal se componía, sobre todo, de pinos y helechos gigantes. La hierba, tal como ahora la conocemos, no existía. Nuestra hierba se compone de multitud de plantas de pequeño tamaño, no leñosas, tiernas, que dan la simiente y mueren cada año y que, además, pertenecen a muchas especies. Una hierba así no existía en el tiempo de los dinosaurios. O casi no existía.
Hasta hace unos años, los fósiles más antiguos de hierba eran de hace 56 millones de años, es decir, millones de años después de la extinción de los dinosaurios. Pero en 2005, Vandana Prasad y sus colegas del Instituto de Paleobotánica de Lucknow, en
En vez de buscar fósiles de hierbas lo que hizo este grupo de investigación es estudiar la dieta de los dinosaurios, o sea, intentó averiguar qué comían. Para ello analizó sus coprolitos; con este nombre se conocen los fósiles de las heces de los animales. Y a través del estudio de sus heces, de sus coprolitos, encontraremos restos de su comida. Si hay restos de vegetales, estos fósiles de vegetales se llaman fitolitos. Por tanto, analizando las heces de los dinosaurios (coprolitos) encontramos restos de plantas (fitolitos) y, así, indirectamente sabemos que vegetación hay en el entorno.
Pues bien, Prasad y sus colegas estudian los coprolitos de tiranosaurios de
*Prasad, V., C.A.E. Stromberg, H. Alimohammadian & A. Sahni. 2005. Dinosaur corpolites and the early evolution of grasses and grazers. Science 310: 1177-1180.