Políticos, políticos de altura es lo que necesita este país, más en tiempos de crisis, y es, también, lo que buscan como líderes y cabezas de lista los partidos políticos. Quieren, más bien necesitan, ganar las elecciones y, para conseguirlo, necesitan un político de altura, literalmente, o sea, un político alto. En general, los altos se perciben como más atractivos en los anuncios. Las mujeres los prefieren altos puesto que existe una relación inconsciente entre altura y estatus social. Y existe también una relación entre altura y éxito profesional. Por ejemplo, como nos cuenta Piotr Sorokowski, de la Universidad de Wroclaw, en Polonia, de 500 ejecutivos de las empresas más importantes de Estados Unidos, sólo el 3% (15) miden menos de
En fin, que a los altos se les aprecia como con más talento, son competentes, eficientes, disciplinados, honrados, convincentes, independientes, más líderes. Por el contrario, a los bajitos, como parecen representar la media de la sociedad, no se les ve, no se les distingue, como que no destacan en nada, sin cualidades que les hagan sobresalir. Todo esto, como consecuencia inevitable, en un sistema democrático de confrontación electoral personal entre líderes, debe, de alguna manera, tener su importancia. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1976, se enfrentaron Jimmy Carter y Gerald Ford. Carter era
En todo el siglo XX y en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el candidato más alto ganó 22 de 25 veces. Entre 1900 y 1968 siempre ganó el más alto. Richard Nixon fue el primer bajo que ganó (a George McGovern). Es más, Sorokowski nos cuenta que, entre 1824 y 1992, la diferencia en altura de los candidatos es proporcional a la diferencia en el número de votos. Esta relación entre políticos y altura llega incluso a que los seguidores de un político lo vean más alto de lo que realmente es. Sorokowski se trae estos trabajos a Europa e intenta montar la misma investigación con las elecciones presidenciales de Polonia. Y no puede pues no consigue averiguar la altura real de los candidatos. No dice por qué; simplemente avisa de que no la sabe. Con este inconveniente, enfoca su investigación hacia los seguidores de los políticos y a sus ponentes. Pretende averiguar si los seguidores de un político lo ven más alto que sus oponentes y si esa altura está influenciada por su éxito.
En el estudio participan 102 hombres, de
Para seis de los candidatos, sus seguidores los ven más altos que sus oponentes, y para siete de ellos, hay relación entre la altura estimada y el nivel de apoyo. A más apoyo, más altura. Es curioso que uno de los candidatos sufra el castigo opuesto: quienes más le apoyan, más bajo le ven.
Entre el 11 y el 13 de octubre se publican los resultados de la primera vuelta y entonces se repite el estudio una vez conocido el apoyo recibido por cada candidato. Quedan nueve candidatos y, de ellos, se analizan los seis con más apoyo. Hay dos que pierden altura y un tercero que gana hasta dos centímetros. También se constata que el apoyo electoral recibido influye en la altura estimada y, de esta manera, a menos votos, candidato más bajito.
*Sorokowski, P. 2010. Politician’s estimated height as an indicador of their popularity. European Journal of Social Psychology 40: 1302-1309.