Hace unos días vimos como la imaginación antes de comer quita el apetito. Pero esta capacidad de soñar el futuro, tan típicamente humana, no sólo quita el hambre, y en consecuencia el estrés, sino que también influye en otros aspectos de nuestra vida. Uno de ellos es la salud, un punto esencial para la supervivencia y para nuestro éxito evolutivo.
La lucha de los humanos contra sus parásitos cubre muchos frentes y ha culminado con una serie de conductas de defensa que, a menudo, suponen simplemente escapar del peligro. Por eso, Pavel Prokop y su grupo de
Las puntuaciones convierten a la cucaracha, la mosca tse tse, la lombriz intestinal, la duela del hígado, la sanguijuela, la ladilla y a la lombriz de tierra en las sabandijas más impopulares y asquerosas de todas las presentadas a los voluntarios. En general, sienten más asco y miedo a los parásitos que a los bichos que se les parecen (por ejemplo, la sanguijuela y la lombriz de tierra). Además, los que puntúan más asquerosos a los parásitos tienen una mejor conducta antiparasitaria de higiene y limpieza. Y, en fin, son los que declaran sentirse más sanos. Los hombres son más cuidadosos. Ya ven, el asco y el miedo, es decir, la imaginación del futuro, son emociones adaptativas que nos ayudan a evitar a nuestros parásitos.
Pero la imaginación no sólo promueve la salud por medio de conductas complejas como las que hemos visto, también lo hace activando determinadas funciones del organismo y, entre esas funciones, el sistema inmune, esencial en la lucha contra los parásitos. Veamos cómo.
Mark Schaller y sus colaboradores de
*Prokop, P., J. Fancovicova & P. Feder. 2010. Health is associated with antiparasite behavior and fear of disease-relevant animals in humans. Ecological Psychology 22: 222-237.
*Schaller, M., G.E. Miller, W.M. Gervais, S. Yager & E. Chen. 2010. Mere visual perception of other people’s disease symptons facilitates a more aggressive immune response. Psychological Science 21: 649-652.