Toda especie, animal o vegetal, tiene su particular y concreta área de distribución. A veces ocurre que juveniles de una especie, si su entorno habitual está superpoblado, que se dispersan fuera de su área de distribución y, si encuentran un hábitat favorable, se establecen y, entonces, el área de distribución de la especie se amplía. Otra cosa es una invasión biológica. La especie no sólo amplía su área de distribución y se establece sino que, además, tienen un aumento explosivo de individuos y afecta negativamente a los ecosistemas invadidos.
Para hablar de invasiones biológicas en nuestro entorno, podemos empezar por una especie que escapó, el visón americano (Neovison vison). Jabi Zabala, del Centro de Biodiversidad de Euskadi en Busturia, Iñigo Zuberogoitia, de E.M. Icarus SL de Logroño, y José Antonio González Oreja, de Neiker-Tecnalia en Derio, nos cuentan su historia. El visón americano llegó a España en los años veinte para la cría y aprovechamiento de la piel. En general, se le confinó en criaderos aunque, en algunos casos, se le soltó al entorno para que se estableciese. Pronto las poblaciones salvajes prosperaban por toda Europa. Es una animal feroz y competitivo, más grande que el visón europeo, al que derrota y expulsa de su hábitat; además, diezma las poblaciones de invertebrados, peces, pájaros y mamíferos de pequeño tamaño.
El control y eliminación de esta especie, fácil en una isla, cuesta más trabajo en el continente y hay administraciones que lo han dejado por imposible. Sin embargo, Jabi Zabala y su grupo han ensayado un sistema de gestión de la población de visón americano que existe en la cuenca del río Butrón, en Bizkaia. Esta especie se conoce en la cuenca desde 1993, aunque se sospecha que procede de un criadero que cerró en los ochenta.
Los investigadores dividieron la cuenca en cuatro tramos y colocan 40 tramos en cada tramo (cebadas con sardinas en aceite) que van rotando de uno a otro, cada dos semanas y durante dos meses. En total son 2242 muestreos en 232 sitios. Capturan 31 visones, de ellos 15 son hembras. Hay varios métodos de calcular la población total a partir de las capturas, número de muestreos, época del año y otros datos; según esos métodos, la población total oscila entre 49 y 70 visones. Según estos resultados, los autores aseguran que es posible controlar e, incluso, erradicar sin un gasto excesivo, la población de visones americanos de la cuenca del Butrón.
Con las plantas ocurre como con los animales, también invaden y, como hemos visto con el visón americano, con la inestimable ayuda de nuestra especie para los largos desplazamientos. Ya en 2004, el grupo de Mercedes Herrera y Javier Loidi, del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de
La cortadera llegó a Europa como planta ornamental entre los siglos XVIII y XIX, y la primera Cira como planta asilvestrada corresponde a 1953 en la bahía de Santander. Por su hábitat natural en
*Campos, J.A. & M. Herrera. 2008. El carrizo de la pampa en la cornisa cantábrica. En “Invasiones biológicas”, p. 165-169. Ed. por M. Vilà y otros. CSIC.
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*Zabala, J.,