En la entrada anterior vimos la influencia del Ramadán en la bolsa de los países de mayoría musulmana. Las variaciones en la cotización de las acciones eran consecuencia de los cambios de ánimo beneficiosos que provoca el cumplimiento del mes sagrado de la religión musulmana. Si la bolsa es sensible al sentimiento de los inversores, entonces es posible que otros acontecimientos que cambian el ánimo influyan igualmente. Alex Edmans y sus colegas del Instituto Tecnológico de Massachusetts conocían los efectos psicológicos de los resultados del fútbol sobre el humor de los hinchas y plantearon la hipótesis de que esos cambios influían en la bolsa.
Los autores investigan 39 países con 1162 resultados, de enero de 1973 a diciembre de 2004, del Campeonato del Mundo, Eurocopa, Copa América y Copa Asia. Edmans y su grupo encuentran que son las derrotas las que influyen en la bolsa provocando, es obvio, caídas de los índices de hasta 49 puntos básicos. Las victorias, por el contrario, no parecen provocar ningún efecto, que debería ser beneficioso en este caso. Y el efecto es menor cuanto menos importante sea el rival con el que se juega el partido.
En conclusión, los malos resultados del fútbol provocan, al día siguiente, caídas en los índices, y esta bajada es más fuerte cuanto más pequeño es el mercado y más importante el campeonato que se pierde. Además, Edmans y sus colegas han encontrado resultados similares con campeonatos de cricket, rugby y baloncesto. Y, por cierto, como ha menudo ocurre, con casi los mismos datos, Christan Klein y su grupo, de la Universidad de Hohenheim en Stuttgart, llegan a conclusiones contrarias y aseguran que los resultados del fútbol, sean victorias o derrotas, no influyen en la bolsa. Queda mucho por aclarar en este importante asunto para los inversores.
Una influencia curiosamente similar en el ánimo de los inversores han encontrado Martin Mirman y Rajneesh Sharma, de la Universidad San José de Philadelphia, en relación con la concesión de la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno y de Verano. Han estudiado la concesión desde el año 1996, anunciado en 1990, hasta 2012, anunciado en 2006. Encuentran un resultado por demás curioso: mientras la concesión de los Juegos de Verano provoca una mínima subida de la Bolsa, la organización de los Juegos de Invierno causa una bajada significativa. Es decir, a los mercados, los Juegos de Invierno les parecen una mala inversión para el país.
*Edmans, A., D. García & O. Norli. 2007. Sports sentiment and stock returns. Journal of Finance 62: 1967-1998.
*Klein, C., B. Zwergel & S. Heiden. 2009. On the existence of sports sentiment: the relation between football match results and stock index returns in Europe. Review of Managerial Science 3: 191-208.
*Mirman, M. & R. Sharma. 2010. Stock market reaction to Olympic Games announcement. Applied Economic Letters 17: 463-466.