En su siguiente trabajo y siguiendo la línea marcada por el anterior, este grupo ahora dirigido por Janet Werker, investiga la afinidad por cada idioma en niños bilingües y monolingües. Lo estudian con 15 niños bilingües inglés-tagalo (idioma de las islas Filipinas) y 15 monolingües en inglés, todos ellos con cinco días de edad como mucho. Para medir su interés por cada idioma se mide su frecuencia de succión de un pezón de goma; contra más rápido succiona, más le interesa lo que oye. Los dos idiomas se ofrecen a los niños en párrafos que duran diez minutos, alternando los idiomas cada minuto. Las madres bilingües aseguran que, durante el embarazo, han alternado ambos idiomas por lo menos de un 30% a un 70%.

Los resultados mantienen la hipótesis de los investigadores: los niños que han oído sólo inglés, prefieren el inglés; y los que han oído ambos idiomas, los prefieren por igual. Como contraste, los hijos de madres que hablan inglés y chino muestran una preferencia no muy acentuada por el inglés sobre el tagalo. En este contexto, preferencia no quiere decir confusión pues los niños, tanto con embarazo inglés-tagalo como con embarazo sólo inglés, distinguen perfectamente ambos idiomas.