>

Blogs

Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Creyente

Hay muchas personas que encuentran, en su fe en Dios, paz en la mente y propósito para su vida; más o menos, son el 85% de la población mundial. Sólo el 15% se declara ateo, agnóstico o no religioso. Es más, el artículo que voy a comentar, firmado por Michael Inzlicht y su grupo, de la Universidad de Toronto en Scarborough, comienza con un fragmento de una carta que el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad envió al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en mayo de 2006. El fragmento dice así: nos guste o no, el mundo está gravitando hacia la fe en el Todopoderoso. El sentirse creyente da una seguridad en uno mismo y en las propias creencias que no tiene el no creyente que, a menudo, vive entre dudas y vacilaciones. Los autores nos cuentan que las creencias religiosas implican una menor actividad en una determinada zona del cerebro que se llama corteza cingulada anterior (CCA) y se relaciona con la ansiedad ante el estrés, muchas veces provocado por los errores propios, y el autocontrol. Miden el encefalograma de 28 personas mientras realizan un test de control cognitivo y encuentran que los participantes con mayor celo religioso y creencia en Dios, se asocian con un funcionamiento menor de la CCA en respuesta a los errores y, además, cometen menos errores.
En conclusión, los creyentes tienen un armazón de conocimientos y conductas de su entorno que actúa como un amortiguador contra la ansiedad y suavizan sus actuaciones erróneas, minimizan el estrés y promueven una mayor confianza en sí mismos.
En el trabajo de Inzlicht se relaciona una deterrminada zona del cerebro con conductas que se demuestran diferentes entre creyentes y no creyentes. Sin embargo, todo es más complejo. Cosimo Urgesi y su grupo, de la Universidad de Udine, en Italia, utilizan el concepto, más amplio, de auto-trascendencia como rasgo de la personalidad que nos revela conductas, pensamientos y sentimientos espirituales de las personas. En estudios previos han visto que este concepto, muy complejo, se relaciona con el funcionamiento de una red cerebral que incluye zonas temporales, parietales y frontales. Y deciden determinar si estas lecturas cambian, a la vez que la personalidad, en 98 pacientes que han sufrido tumores cerebrales y han sido operados. Urgesi y sus colegas descubren que los daños en las regiones parietal inferior izquierda y derecha aumentan la autotrascendencia. Por ello, las modificaciones de la actividad cerebral en el área tempoparietal provocan cambios de personalidad relacionados con la conciencia de autotrascendencia, de ser parte de un todo mayor que uno.
Este trabajo demuestra una relación entre la actividad cerebral y un rasgo de la personalidad relacionado con la espiritualidad. Las lesiones en la zona tempoparietal, provocadas por un tumor cerebral y la cirugía necesaria para extraerlo, aumentan la espiritualidad en quien ha sido operado.

*Inzlicht, M., I. McGregor, J.B. Hirsch & K. Nash. 2009. Neural markers of religious conviction. Psychological Science 20: 385-392.

*Urgesi, C., S.M. Aglioti, M. Skrap & F. Fabbro. 2010. The spiritual brain: Selective cortical lesions modulate human self-trascendence. Neuron 65: 309-319.

Temas

Por Eduardo Angulo

Sobre el autor

Buscar


marzo 2010
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031