Así se llaman, y en inglés, hotspots. Son regiones biogeográficas terrestres importantes según el número de endemismos (especies de un ámbito geográfico reducido) y el grado de amenaza sobre la biodiversidad o, lo que es lo mismo, son las zonas de emergencia biológica del planeta. El término lo introdujo Norman Myers que, según los requisitos que desarrolló, le llevó a proponer 25 puntos calientes en el planeta; ahora ya son 34 los puntos calientes en peligro. Un hotspot debe tener un número elevado de especies endémicas, es decir, propias del lugar y que no existen en otro sitio, y conservar al menos el 0,5% de plantas vasculares endémicas, aunque ya se hubiera perdido el 70% de la cobertura vegetal original. Las 25 regiones de Myers representan el 1,4% de las tierras pero constituyen el último hábitat que les queda al 44% de las especies de plantas vasculares y al 35% de las especies vertebradas conocidas (excepto peces).
Pero, según Thor Hanson y su grupo, de la Universidad de Idaho en Moscow, los puntos calientes son todavía más calientes de lo que se pensaba. Más del 90% de los más importantes conflictos armados que han tenido lugar entre 1950 y 2000 han ocurrido en países que contienen hotspots y, además, más del 80% de los conflictos se han dado en el interior de los puntos calientes. Menos de un tercio de los 34 hotspots han escapado de la guerra en estos cincuenta años, y la mayoría ha sufrido más de un episodio de violencia. El por qué de esta situación, los autores no lo saben y lo dejan como línea de investigación prioritaria para el futuro. Pero les interesa recomendar a las organizaciones no gubernamentales dedicadas a la conservación de la Naturaleza que organicen más grupos y actividades para estos países en guerra, obviamente más peligrosos pero muy importantes desde el punto de vista del futuro de la biodiversidad.
*Hanson, T., T.M. Brooks, G.A.B. Da Fonseca, M. Hoffmann, J.F. Lamoreux, G. Machlis, C.G. Mittermeier, R.A. Mittermeier & J.D. Pilgrim. 2009. Warfare in biodiversity hotspots. Conservation Biology 23: 578-587.