Los derrames de crudo y de productos refinados pesados, como el fuel, o ligeros, como la gasolina, siempre atraen la atención del público y de los gobiernos y se exige una solución rápida y efectiva. Como relata R.C. Prince, de la compañía de petróleos ExxonMobil en Annandale, New Jersey, cada día se extraen 86 millones de barriles de petróleo (cada barril son 159 litros) y la mayoría se transporta por mar. Desde 1975 cada año se transportan, de media, unos 700 trillones de barriles y, según la ITOPF (International Tanker Owners Pollution Federation, algo así como una asociación de navieras con petroleros), la cantidad que llega al mar es muy variable: va desde más de 600000 toneladas en 1979 hasta poco más de 100 en 2009 y 2000 en 2008. Según los datos de la ITOPF, la cantidad de petróleo derramado que procede del transporte va disminuyendo año tras año, con sucesivos picos en el caso de haber accidentes espectaculares (Exxon Valdez o Prestige, por ejemplo). Prince nos dice que, en la década de los noventa, la cantidad de petróleo que alcanza al mar con origen en el transportes en petroleros es de menos del 8% a escala mundial y que, en la actualidad, el porcentaje es todavía menor. Por el contrario, las fuentes naturales de petróleo contribuyen con el 47% de lo que llega a los océanos.
Un estudio sobre una fuente natural de petróleo en concreto es el publicado por Christopher Farwell y su equipo, de la Universidad de California en Santa Barbara. El lugar se llama, muy apropiadamente, Coal Oil Point, cerca de la población de Goleta, en California. Según las mediciones de los autores, en este lugar se vierten de 20 a 25 toneladas de petróleo pesado cada día. El petróleo se mueve lentamente por el fondo, en la plataforma continental, y se va depositando en los sedimentos. Farwell y su grupo calculan que esta fuente natural contamina sedimentos como si el petróleo procediera, en el peor de los casos, de 80 accidentes de petroleros similares en gravedad al del
Exxon Valdez. A veces, los humanos nos miramos tanto el ombligo que no somos conscientes de que la naturaleza es, todavía, de una fuerza y potencia mucho mayor que la que creemos tiene nuestra pobre e ilusa especie.
*Farwell, C., C.M. Reddy, E. Peacock, R.K. Nelson, L. Washburn & D.L. Valentine. 2009. Weathering and the fallout plume of heavy oil from strong petroleum seeps near Coal Oil Point, CA. Environmental Science & Technology 43: 3542-3548.
*Prince, R.C. 2010. Bioremediation of marine oil spills. En Handbook of Hydrocarbon and Lipid Microbiology, p. 2617- 2630. Ed. by K.N. Timmis. Springer-Verlag. Berlin Heidelberg.