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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Coche nuevo

Olor a “coche nuevo”. Seguro que todos lo recordais, tan típico y tan habitual, tan lleno de ilusión para quien estrena el coche y, a veces, tan desagradable para el acompañante. Pero, ¿qué olor es ese? ¿De dónde procede? Esto se han preguntado varios grupos de investigadores (no muchos, la verdad; esperaba que fueran más), entre ellos Yeh-Chung Chien, de la Universidad Hungkuang de Taiwan. Era de esperar que demostrara que los componentes de ese olor provienen, en su gran mayoría, del interior del propio vehiculo: moldes de plástico, alfombrillas, asientos, aislantes, pinturas, pegamentos, sustancias usadas para limpiar, desodorantes, ambientadores, tratamientos de superficies, lubricantes,… Cuando se analiza esta mezcla en detalle se encuentran más de 160 compuestos distintos, en concentraciones muy variables según cada vehiculo e, incluso, según la marca, el modelo y la historia de cada coche individualmente. Por ejemplo, es habitual almacenar los coches nuevos en enormes aparcamientos cerca de las fábricas de automóviles y, si esto se hace en verano, la temperatura de la cabina sube enormemente y la concentración de los componentes varía y, en la mayoría de ellos, aumenta en gran cantidad. También es cierto, según Chien, que en las siguientes tres semanas, la concentración baja con rapidez (el coche comienza a perder su olor a “coche nuevo”), y un año después las concentraciones son, más o menos, el 10% de su nivel inicial.

El compuesto más común es el hidroxitolueno butilado, un antioxidante de uso habitual; también hay hidrocarburos alifáticos de cadena larga, procedentes de lubricantes; y tolueno y xileno que se desprenden de pegamentos.

Un año más tarde, Manolis Mandalakis y su grupo, de la Universidad de Creta, en Grecia, publicaron un estudio de la presencia de polibromodifenil éter y de otros compuestos, que se sospecha son tóxicos, en coches que tienen de un mes a cinco años. En los más nuevos, los de un mes a un año, hay una concentración baja pero apreciable de estos compuestos que, según la dosis diaria de inhalación, pueden llegar a ser tóxicos. Como en el trabajo anterior, las concentraciones varían con la marca, el modelo y la historia del propio vehiculo analizado. Lo interesante de este trabajo es que nos empieza a avisar de que, quizá, el olor a “coche nuevo” no sea tan inofensivo.

Al mismo tiempo, Jeroen Buters y su grupo, de la Universidad Técnica de Munich, estudiaban si el olor a “coche nuevo” es tóxico o no, en bruto, sin distinguir compuestos y después de reproducir, con una potente lámpara de 14000 watios, el aparcamiento al sol. Para averiguar su toxicidad utilizan una técnica rápida y sencilla pero se puede decir que preliminar; hay que seguir trabajando en esta línea. Como método usan células aisladas que viven y se reproducen en cultivo en el laboratorio; las someten al aire del interior del coche y miden los daños o, simplemente, los cambios que han sufrido. En principio, los datos de Buters no demuestran toxicidad; en las células en cultivo no hay cambios relevantes y no hay daños aparentes, quizá una cierta reacción alérgica.

En resumen, el olor a “coche nuevo” está construido con muchos compuestos, en concentración muy variable, que desaparecen con el tiempo, que podrían ser, muchos de ellos, tóxicos, pero que los primeros estudios toxicológicos no han podido demostrar que hagan daño a las células. Es una línea de investigación a seguir.

(Por cierto, esta es la entrada 400 de este blog; ya lo siento, me parece que esto es mucho rollo en poco sitio; y, además, me gusta que me digan que ha merecido la pena y es cierto, por lo menos para mí. He aprendido mucho buscando bibliografía, pero, sobre todo, de vuestros comentarios. Gracias a todos).

*Buiters, J.T.M., W. Schober, J. Gutermuth, T. Jakob, A. Aguilar-Pimentel, J. Huss-Marp, C. Traidl-Hoffmann, S. Mair, S. Mair, F. Mayer, K. Breuer & H. Behrendt. 2007. Toxicity of parked motor vehicle indoor air. Environmental Science and Technology 41: 2622-2629.

*Chien, Y.-C. 2007. Variations in amounts and potential sources of volatile organic chemicals in new cars. Science of the Total Environment 382: 228-239.

*Mandalakis, M., E.G. Stephanou, Y. Horii & K. Kannan. 2008. Emerging contaminants in car interiors: Evaluating the impact of airborne PBDEs and PBDD/Fs. Environmental Science and Technology 42: 6431-6436.

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Por Eduardo Angulo

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