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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Sofocos

La menopausia es un proceso fisiológico normal en las mujeres, que se caracteriza por el cese permanente de la menstruación como resultado de una secreción reducida de las hormonas del ovario, y que tiene lugar, habitualmente, entre los 45 y los 55 años. Durante este periodo, las mujeres experimentan una serie de síntomas que incluyen sofocos, sudores nocturnos, desórdenes del sueño y del ánimo, pérdidas de memoria, dolor en las articulaciones y reducción de la masa muscular. La duración y severidad de estos síntomas varía enormemente de persona a paersona e, incluso, entre diferentes poblaciones. Algunas mujeres padecen síntomas tan severos que afectan su vida personal y social, es decir, a su calidad de vida.

Los sofocos son el síntoma que más se cita al llegar la menopausia. En algunas mujeres, los sofocos duran de 1 a 5 años, con una media de 4 años, y, en cerca del 20%, pueden alcanzar los 15 años (hay un caso documentado de 44 años de sofocos). Más o menos, del 60 al 82% de las mujeres tienen sofocos, con una edad media de 51 años, y del 10 al 20%, con síntomas severos. Según Robert Freedman, de la Universidad Estatal de Wayne, en Detroit, el 87% de las mujeres en menopausia tienen por lo menos un sofoco al día, aunque se han descrito casos de hasta 10 al día. Cada sofoco dura entre 1 y 5 minutos, con un 6% de más de 6 minutos. Según recoge Freedman en su artículo, las mujeres que sufren sofocos lo relatan como sensación de calor, con sudores, escalofríos y ansiedad. El sudor aparece en la cara, la cabeza, el cuello y el pecho, y muy rara vez en la parte baja del cuerpo.

Vered Stearns y su grupo, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, calcularon en 2003 que en Estados Unidos 45 millones de mujeres tenían sofocos y, de ellas, 4 millones con síntomas muy fuertes. Y, sin embargo, a pesar de estos números, seguimos ignorando, con certeza, cuál puede ser la causa de esta disfunción del sistema de regulación del calor corporal. Según Freedman y muchos otros autores, es evidente que todo comienza con la disminución en la secreción de estrógenos, puesto que esta es la causa de la propia menopausia. Sin embargo, de qué manera esta disminución afecta al sistema de control de la temperatura del cuerpo ya no está tan claro. Después de todo, en todas las mujeres en menopausia ha disminuido la secreción de hormonas pero no en todas, aunque sí en muchas, se dan los sofocos.

Todos los síntomas del sofoco son los habituales cuando sube la temperatura del cuerpo por cualquier otra causa: enrojecimiento de la piel (vasodilatación), sudor, escalofríos,… Y, según Freedman, la temperatura en las mujeres con sofocos sufre subidas rápidas de la temperatura en la parte superior del cuerpo. Es decir, esas subidas, de más o menos un grado, dispararían el sitema de control de la temperatura. Pero el mismo Freedman nos asegura que, mientras la subida de la tmperatura dura unos 30 minutos, el sofoco no suele llegar a los 5 minutos. Por otra parte, la ingestión de estrógenos, como es lógico, elimina todos los sofocos, pero no se conoce su mecanismo de actuación.

Ya en 1994, Pamela Schwingl y sus colegas de la Universidad del Norte de Carolina en Chapel Hill, publicaron un estudio sobre los factores de riesgo de padecer sofocos durante la menopausia. Utilizaron los datos de 1571 mujeres que, en 1978 y 1979, habían rellenado una encuesta sobre su salud y modo de vida, y las volvieron a entrevistar para su estudio. 527 de aquellas mujeres habían alcanzado la menopausia. Tras aplicar diversos tratamientos estadísticos a los datos de las encuestas, los autores llegaron a la conclusión de que aquellas mujeres que tienen la menopausia después de los 52 años, tienen más probabilidades de padecer sofocos. Lo mismo ocurre con las que dejaron sus estudios después de los 18 años, a las fumadoras desde antes de la menopausia y, con una probabilidad más baja, también influye la ingesta de alcohol. No parece influir el peso (aunque otros autores aseguran que sí lo hace), la aparición de la regla antes de los 12 años o un historial de menstruaciones irregulares.

*Freedman, R.R. 2001. Physiology of hot flashes. American Journal of Human Biology 13: 453-464.
*Schwingl, P.J., B.S. Hulka & S.D. Harlow. 1994. Risk factors for menopausal hot flashes. Obstetrics & Gynecology 84: 29-34.
*Stearns, V., K.L. Beebe, M. Iyengar & E. Dube. 2003. Paroxetine controlled release in the treatment of menopausal hot flashes. A randomized controlled trial. Journal of American Medical Association 289: 2827-2834.

*Williams, R.E., K.B. Levine, L. Kalilani, J. Lewis & R.V. Clark. 2009. Menopause-specific questionnaire assessment in US population-based study shows negative impact on health-related quality of life. Maturitas 62: 153-159.

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Por Eduardo Angulo

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