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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Hummer

Bueno, creo que llegó el momento de pasar a otros asuntos. Me acaba de llegar un estudio sobre la mentalidad de los estadounidenses que compran y usan un Hummer. Supongo que ya saben lo que es pero, por si acaso, aquí va un resumen de la historia de este vehículo (o cacharro; la verdad es que no es un coche, ni un cuatro por cuatro, ni una furgoneta, ni…; como diría Vuhadin Boskov, “un Hummmer es un Hummer”).

Este vehículo, fabricado por AM General, ahora compañía filial de la General Motors, se hizo famoso después de la primera guerra de Iraq, en 1990-91, en la Operación Tormenta del Desdierto. Entonces se llamaba Humvee o HMMWV (High Mobility Multipurpose Wheeled Vehicle) y era el vehiculo para transporte de personas en uso en el ejército de Estados Unidos en sustitución del mítico Jeep, que había comenzado a utilizarse en la Segunda Guerra Mundial. Después de una serie de pruebas con prototipos, el contrato inicial con AM General suponía la entrega al ejército de 55000 vehiculos en 1985.

Después de la Tormenta del Desierto, el actor Arnold Schwarzenegger se encaprichó con el cacharro este y propuso a la compañía que fabricase un vehiculo similar adaptado a la venta a los civiles. Schwarzenegger llegó a tener ocho, que ahora ha vendido, y, en estos tiempos de crisis y ecologismo y, teniendo en cuenta que o cambia o no vuelve a ser gobernador de California, ha propuesto a la AM General que fabrique estos chismes con motor eléctrico o adaptados a biodiésel. Pero volvamos a finales de los 80. AM General comenzó fabricando el H1 y le llamó Hummer; valía 100000 dólares y vendió unos 10000. La General Motors compró la AM e impuso la fabricación de un vehiculo más adaptado a los gustos de los civiles, y así apareció el H2, que valía 50000 dólares, y del que se vendieron más de 35000 en un año. Fue un éxito.

Pero el Hummer es un vehículo que parece una enorme mesa con cuatro ruedas en las esquinas, mide más de 5 metros, pesa casi tres toneladas y gasta, en ciudad, alrededor de veinte litros de gasolina a los cien kilómetros. Malo, muy malo para los tiempos de crisis y mudanza que ahora vivimos. Resultado: estos días, la General Motors, arruinada y en proceso de cambio, está intentando vender la AM General, la fabricante del Hummer, a unos inversores chinos. Ya verán a continuación la ironía que se esconde tras esta venta.

Este mismo septiembre, Marius Luedicke y su grupo, de la Universidad de Innsbruck en Austria y de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, han publicado un trabajo sobre la psicología de los dueños de Hummers. Para ello, han entrevistado a 20 conductores de Hummer de San Diego, San Francisco y Los Angeles, de 32 a 59 años, incluyendo aficionados a las aventuras, modelos, empresarios, algún sheriff y hasta una abuela jubilada. Todos ellos tienen diferentes variantes de los modelos H1, H2 y del nuevo Hummer, el H3. Luedicke, austríaco, realiza las entrevistas, de hora y media a cinco horas y cubriendo todos los aspectos de la biografía e ideas del entrevistado, y lo hace como si fuera un extranjero con poca experiencia en el país y que intenta comprender la forma de ser y las aspiraciones de los estadounidenses.

Según sus respuestas y el resumen y conclusiones posteriores, queda claro que la mayoría de los dueños de Hummers se sienten depositarios del sueño del pionero americano, sienten que defienden y mantienen su espíritu de frontera, su espíritu de conquista, su imagen como individuo fuerte y tosco y el deseo de que siga existiendo una frontera sin límites, y, que de este modo y manera, está justificada su compra por encima del simple capricho, aunque el Hummer sea muy caro y peligroso para el medio ambiente en cuanto a gasto de combustible o emisiones de dióxido de carbono. Es decir, la elección moral está por encima del consumismo o, si se quiere, en este caso, lo justifica. Y, no sólo eso, como el Hummer representa para muchos un despilfarro y un icono del consumismo (sólo hay que revisar internet para verlo), estas críticas acentuan todavía más la sensación de los dueños de Hummers de estar por encima de esos “traidores” al espíritu americano y se sienten así justificados de defender, a su manera, los ideales nacionales de Estados Unidos. Y ahora serán los chinos quienes construyan el icono del modo de vida americano. Qué cosas.

*Luedicke, M.K., C.J. Thompson & M. Giesler. 2010 (2009 online). Consumer identity work as moral protagonism: How myth and ideology animate a brand-mediated moral conflict. Journal of Consumer Research 36: DOI:10.1086/644761

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