Al día siguiente de publicar el post anterior, llegó a mis manos un trabajo que apoya la hipótesis de una base biológica para la xenofobia. El grupo de Xiaojing Xu, de la Universidad de Pekín, demuestra que la pertenencia a un grupo racial activa, ante un extraño, determinadas zonas del cerebro con menos fuerza que si es una persona de la misma raza. Para ello, enseñan, a 70 chinos y 16 caucasianos, video clips que muestran, en unos casos, como se acerca una jeringuillia hipodérmica a la cara de los sujetos y, en otros casos, como se acerca un bastoncillo con algodón.
La amenaza con la jeringuilla despierta en el observador un sentimiento de empatía que, por resonancia magnética del cerebro, se localiza en la corteza cingulada anterior y la corteza frontal inferior. Sin embargo, cuando el sujeto que va a sufrir el pinchazo de la aguja es de otra raza, la respuesta empática es mucho menos acentuada. En chinos y caucasianos, la reacción es similar.
Estos resultados quizá signifiquen que los prejuicios inconscientes contra las personas de fuera de nuestro grupo tienen una base biológica a un nivel muy profundo.
*Xu, X., X. Zuo, X. Wang & S. Han. 2009. Do you feel my pain? Racial group membership modulates empathic neural responses. Journal of Neuroscience 29: 8525-8529.