Para que la ciencia llegue a los ciudadanos es esencial la labor de los intermediarios en esta transferencia de información, es decir, de los periodistas. En nuestro entorno, uno de los sucesos que, durante meses, llenó los medios de comunicación con noticias científicas fue el hundimiento del Prestige el 19 de noviembre de 2002, a unos 250 kilómetros de la costa gallega, derramando unas 63000 toneladas de fuel oil al mar. El fuel, en las semanas posteriores al accidente, llegó a la costa gallega y, llevado por las corrientes y los vientos dominantes en la zona, se extendió por el Cantábrico, manchando, más o menos según las zonas, la costa norte de España y la costa occidental francesa.
Durante mucho tiempo, el accidente, los movimientos del fuel, su llegada a la costa y su efecto sobre la fauna y flora marina y costera, llegaron a la sociedad a través de los medios de comunicación. Javier Odriozola, de la Universidad del País Vasco en Leioa y perteneciente al Departamento de Periodismo II de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Información defendió, el 11 de febrero de este año, su tesis doctoral titulada Información de crisis y periodismo medioambiental: el caso Prestige en la costa vasca y dirigida por Javier Díaz Noci, en la que analiza el tratamiento que los periódicos Deia y El Correo dan a esta noticia. Para ello, analizaron los artículos sobre este tema publicados en ambos periódicos entre el 14 de noviembre de 2002 (al día siguiente del accidente del Prestige) y el 26 de enero de 2003, justo después de la manifestación multitudinaria que se celebra en Madrid. Durante el resto del año, hasta el 30 de septiembre de 2003, se analizan las noticias que aparecen los miércoles y sábados, como representativas de cómo los medios hacen el seguimiento del asunto.
Según los investigadores, la información no es completa y de calidad puesto que en ninguno de los periódicos hay periodistas con suficiente preparación medioambiental, aunque realizaron un gran esfuerzo en el intento. Lo habitual fue centrar el texto en la confrontación política que generó el accidente y, además, exagerar el interés humano en cuanto las manchas se acercaban a las costas del área de venta de los periódicos; en la mayoría de los artículos sólo se citan fuentes oficiales, los periodistas no hacen un seguimiento contínuo de la vertiente medioambiental del accidente y, por otra parte, se arrincona a los expertos en medio ambiente como fuente de datos o de explicaciones.
En resumen, los periódicos analizados dieron más importancia a la trascendencia política del hundimiento del Prestige que a sus efectos sobre el medio ambiente, quizá por falta de preparación de los periodistas, quizá porque era la línea que se marcó desde la dirección de Deia y El Correo.
*Odriozola, J. 2009. Información de crisis y periodismo medioambiental: el caso Prestige en la costa vasca. Universidad del País Vasco. Leioa.