En el último post, Richard Lynn y su grupo, de la Universidad del Ulster en Coleraine, Irlanda del Norte, aseguraban que el cociente de inteligencia y el ateísmo se relacionaban positivamente en 137 países. Sin embargo, el mismo grupo, en un artículo publicado pocos meses antes, revisó los datos existentes en esos países y concluyeron que el cociente de inteligencia está disminuyendo a nivel mundial. O sea, que el ateísmo también está disminuyendo en el mundo.
Richard Lynn se preguntaba por qué el cociente de inteligencia disminuye. Hace casi un siglo ya se propuso que disminuía en relación con el número de hijos: a más hijos, menos inteligencia de media entre ellos. Según los datos que se conocen, parece que las mujeres con menos cociente intelectual tienen más hijos: por ejemplo, en Estados Unidos, las mujeres con un cociente medio de 111 tienen 1,6 hijos, y las que tienen de cociente 81 tienen 2,6 hijos. Esta oposición entre inteligencia y número de hijos es lo que se llama fertilidad disgénica, o, lo que lo mismo, la perpetuación en la población de rasgos defectuosos o desfavorables. Si se asume que parte de la inteligencia se hereda y el resto viene de la educación y el desarrollo personal del individuo, el descender de una madre con menos índice de inteligencia puede implicar lo mismo en los hijos (por la perte de la inteligencia que se hereda) y si, además, esa madre tiene más hijos, entonces, a nivel de toda la población, implica la presencia de un mayor número de individuos con menos inteligencia.
Sin embargo, en los países desarrollados, cuando se intentó probar esta disminución del cociente de inteligencia, se comprobó que ocurría todo lo contrario: aumentaba. Lo descubrió James Flynn, de la Universidad de Otago, en Dunedin, Nueva Zelanda, y por ello, este aumento del cociente, contrario a la teoría aceptada, se conoce como efecto Flynn. Fueron Robert Retherford y William Sewell, del Instituto de la Población del Centro Oriente-Occidente de Honolulu, en Hawaii, quienes acertaron con una hipótesis que explicaba esta contradicción: en el efecto Flynn es la parte de la inteligencia que no se hereda, la que corresponde a la educación, la nutrición, la buena salud y el desarrollo del individuo, la que mejora debido a la prosperidad creciente de muchos países después de la Segunda Guerra Mundial. Así crece la inteligencia, aunque por el número de hijos debería disminuir pero estos, mejor criados y educados, también tiene un mayor cociente.
Pero con la llegada del siglo XXI la tendencia vuelve a cambiar y, de nuevo, la inteligencia no sólo detiene su crecimiento, sino que comienza a descender como indica el trabajo de Lynn con el que comienza este post. Fueron Jon Martin Sundet y su grupo, de la Universidad de Oslo, en Noruega, los que, en un estudio que relaciona el aumento de altura, entre noruegos nacidos entre 1935 y 1984, con el cociente de inteligencia, descubrieron que, a la vez que se detenía el aumento en la altura, también lo hacía el cociente. En resumen, que el efecto Flynn quizá ha llegado a su límite; si consideramos el aumento de altura como un síntoma de esa parte del desarrollo del individuo que, de una forma u otra, arrastraba también el aumento de inteligencia, alcanzar una altura máxima índica que hemos alcanzado la meta y, más allá, no hay nada si seguimos este camino.
Y lo que Sundet y su grupo encuentran en Noruega, Flynn y Harvey lo demuestran para 192 países de todo el mundo. Según sus cálculos, el cociente de inteligencia ha disminuido, a nivel mundial y entre 1950 y 2000, en 0,86 puntos. Si este resultado se proyecta a los años entre 2000 y 2050, la disminución sería de 1,28 puntos. Creo que se necesitan más estudios que corroboren los resultados de este trabajo, pero si se confirman, nos acercamos a unos años en que la inteligencia global, tanto heredada como desarrollada por la educación, disminuirá en la población mundial. Es difícil establecer qué consecuencias tendrá este hecho para las generaciones futuras.
*Flynn, J.R. 1987. Masive IQ gains in 14 nations: What IQ tests really measure. Psychological Bulletin 101: 171-191.
*Lynn, R. & J. Harvey. 2008. The decline of the world’s IQ. Intelligence 36: 112-120.
*Retherford, R.D. & W.H. Sewell. 1988. Intelligence and family size reconsidered. Social Biology 35: 1-40.
*Sundet, J.M., D.G. Barlaug & T.M. Torjussen. 2004. The end of the Flynn effect? A study of secular trends in mean intelligence test scores of Norwegian conscripts during half a century. Intelligence 32: 349-362.