El síndrome del pene corto es difícil de definir para los urólogos. En la mayoría de los casos que se presentan en la consulta, el síndrome corresponde a lo que se conoce como dismorfofobia penial que, se puede definir, como que el paciente piensa que su pene es pequeño aunque, realmente, entra dentro del rango de dimensiones normales del órgano. La definición que se utiliza en clínica se aplica a quien tiene el pene fláccido de menos de 4 centímetros y el pene erecto de menos de 7 centímetros que, por cierto, son dimensiones bastante raras.

Para alargar el pene, las técnicas más habituales son quirúrgicas, aunque mucho menos invasivos son los métodos externos, preferidos por los pacientes, y, entre ellos, se encuentra el Andropenis, de la empresa Andromedical, de Madrid. Utilizando este adminículo, Paolo Gontero y su equipo, de la Universidad de Turín, han conseguido que, en un grupo de 21 pacientes con una edad media de 47 años, la longitud del pene fláccido aumentase en un 32% (de 7,52 a 9,45 centímetros) y del pene erecto en un 36% (de 9,62 a 11,32 centímetros) después de un tratamiento que ha durado un año. Los pacientes se comprometieron a llevar el Andropenis de 4 a 6 horas al día durante 6 meses. El grosor del pene no cambió en este periodo. La tracción para conseguir el alargamiento pasó de 600 gramos el primer mes a 1200 gramos en el sexto. Además, al alargar el seguimiento hasta los doce meses, parece evidente que el tratamiento tiene resultados permanentes.

*Gontero, P., M. Di Marco, G. Giubilei, R. Bartoletti, G. Pappagallo, A. Tizzani & N. Mondaini. 2008. A pilot phase-II prospective study to test the “efficacy” and tolerability of a penile-extender device in the treatment of “short penis”. British Journal of Urology International 103: 793-797.