Amigos, aquí estoy a pesar de creer que no podría contactar con vosotros en un par de semanas. Quizá no todos los días, pero si tengo material, seguirán llegando entradas al blog. Por ejemplo, como esta, titulada buffet libre, que trata de lo que comemos y de por qué elegimos lo que comemos. Durante años, los etólogos se han venido preguntando por qué hay especies que se especializan en muy pocos alimentos o, incluso, en un solo producto, y cómo han llegado a esa especialización tan estricta. Colin Tosh y su grupo, de la Universidad de Leeds, utilizando los recursos de la biología teórica, han examinado la relación entre el acierto de las decisiones en la elección de la comida, el nivel de especialización o generalización en la dieta, y la recompensa o el castigo según la elección. Con todo ello, han intentado llegar a un modelo que explique la especialización ecológica de las especies, es decir, la mayor o menor variedad en su alimentación. El resultado final les lleva a otra hipótesis llamada de las “limitaciones neurales”. Parece que el cerebro no es capaz de procesar, en cuanto a la elección del alimento, más allá de una cierta información; si hay demasiados alimentos, el cerebro se aturulla y acaba eligiendo, como solución, lo ya conocido y se niega a hacer pruebas (ya se sabe: con la comida no se juega). Si esto se repite a menudo, la especie acabará comiendo sólo unos pocos alimentos, si no es uno nada más, como en las más especializadas.
En realidad, la especie humana hace lo mismo: si uno va a un restaurante y en la carta le dan a elegir entre filete, solomillo y chuletón, quizá elija uno de estos dos últimos, ya que filete come por lo menos una vez a la semana en casa; en cambio, si le dan a elegir entre filete, magret de pato, cordero al horno, conejo a la brasa, carrilleras, etcétera, etcétera, etcétera,…, y si uno es un pelín conservador en cuanto a la comida, quizá acabe eligiendo el consabido filete con patatas fritas y se deje de elecciones problemáticas de algo qie quizá acabe no gustando. Y así, poco a poco, uno se va especializando, y acaba comiendo, vaya donde vaya, más o menos algo así como tres o cuatro platos diferentes, y nada más, nada de probaturas.
Esto que leen, lo escribo en la Estación de Chamartín, en Madrid, esperando que lo lean a finales de abril (aunque, ya ven, quizá y si hay suerte, les llegue antes). Estoy comiendo en un restaurante de la estación, entre tren y tren, y viendo como un grupo de clientes rodean la isla de ensaladas que funciona como buffet libre. Las cantidades que cogen son enormes, monstruosas, incomibles y, creo poder afirmar con razón, que en su casa nunca llenarían el plato con semejante cantidad de comidas. En el buffet hay de todo lo habitual en las ensaladas más algunos productos no tan normales; incluso hay unrecipiento con innumerables garbanzos. Es extraordinario, ¿por qué cogerán tan gran cantidad y variedad de alimentos? ¿la psicología nos puede decir algo sobre este fenómeno? Pues sí, claro está; incluso es un asunto de cierta importancia económica si se consigue descifrar el comportamiento del consumidor. Joseph Redden y Stephen Hoch, de las universidades de Minnesota y Pennsylvania respectivamente, tratan de resolver el enigma y, para ello, dan a elegir a los participantes en los experimentos entre diferente número de caramelos de varios colores. Descubren lo que yo estaba viendo en Chamartín: cuanto más número de alimentos se dan a elegir, más se subestima la cantidad de cada uno de ellos que se pone en el plato y el resultado es, como ya he dicho, cantidades enormes de ensalada. No me fijé en lo que se comía y se tiraba, pero me parece que todo aquello era imposible de comer.
Según Redden y Hoch, cuando hay pocos alimentos para elegir, es más fácil controlar la cantidad final; si hay muchos, se empieza a servir en cada plato de cada uno de ellos y, aunque la cantidad de cada uno sea menor, la suma final es enorme.
En conclusión, ya hemos resuelto el misterio del plato único y el enigma de la ensalada enorme.
*Redden, J.P. & S.J. Hoch. 2009. The presence of variety reduces perceived quantity. Journal of Consumer Research DOI:10.1086/598971
*Tosh, C., J. Krause & G.D. Ruxton. 2009. Theoretical predictions strongly support decision accuracy as a major driver of ecological specialization. Proceedings of the National Academy of SciencesUSA DOI:10.1073/pnas.0807247106