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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Sudor

En la especie humana, la comunicación entre los individuos se basa, sobre todo, en la voz y en los cambios en el rostro. Esto es conocido desde hace 200 años; ya Darwin publicó un extraordinario libro sobre este tema titulado La expresión de las emociones en los animales y en el hombre. Sin embargo, desde el descubrimiento de las feromonas en insectos, en la década de los sesenta del siglo XX, han ido apareciendo estudios que demuestran que también en nuestra especie puede existir este tipo de comunicación (leer los trabajos de Martha McClintock, una pionera). En la actualidad, aunque el propio sujeto no sea consciente de que está recibiendo (y quizá obedeciendo) un mensaje químico o feromona, las modernas técnicas de lectura y localización de la actividad cerebral pueden demostrar que esa comunicación existe. Wen Zhou y Denise Chen, de la Universidad Rice, de Houston, han utilizado la resonancia magnética para detectar actividad cerebral en sujetos que han olido almohadillas sudadas en diferentes actividades. Por ejemplo, el sudor producido al ver videos pornográficos, con el hombre en excitación sexual. Y han demostrado que el sudor de los hombres envía un mensaje diferenciable en esta situación y que las mujeres son capaces de detectarlo. Es más, el olor que tiene que ver con el sexo se procesa en un lugar del cerebro distinto al olor que no tiene que ver con el sexo. Y todavía más, las mujeres, excepto dos, no olían nada y, sin embargo, la actividad de su cerebro indicaba lo contrario, reaccionaban al olor y quién sabe si disparaba algún comportamiento concreto.

Y qué dirían ustedes si afirmo que hay hembras, desde luego con un extraordinario sentido del olfato, que con el olor del macho conocen sus antepasados, su edad y sus posibilidades reproductoras; y no sólo eso, además, aciertan en su origen y saben si son franceses, húngaros, americanos, eslovenos o asiáticos. Y todo, según Jean-Marc Lassance y Christer Lofsedt, de la Universidad de Lund, en Suecia, por la presencia o ausencia de un compuesto que los autores han aislado y bautizado como Z11-16:OAc. Pero, no se preocupen, no son las hembras de nuestra especie capaces de hacer todo esto (o por lo menos no son conscientes de ello, todavía) y de dejar a los machosde la especie, sólo con una vaharada de su aroma corporal, más o menos con sus vergüenzas al aire. Se trata de la maríposa o taladro del maíz, la denominada Ostrinia nubilalis, y es que en esto de las feromonas, los insectos están muy adelantados.

*Lassance, J.-M. & C. Lofsedt. 2009. Concerted evolution of male and female display traits in the European corn borer, Ostrinia nubilalis. BMC Biology 7:10 doi:10.1186/1741-7007-7-10

*Zhou, W. & D. Chen. 2008. Encoding human sexual chemosensory cues in the orbitofrontal and fusiform cortices. Journal of Neuroscience 28: 14416-14421.

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