La era electrónica nos rodea, en el hogar, en el puesto de trabajo y hasta en muchos lugares de entretenimiento, de aparatos relacionados con la informática: televisión, cañón de video, móvil, radio, equipo de música, ordenador, scaner, impresora, fotocopiadora, … Todo ello construido en plástico y, en muchos casos, llevando a cabo procesos que necesitan altas temperaturas; como ejemplo más evidente están las fotocopiadoras y las impresoras láser. Desde hace años se debate sobre las partículas de pequeño tamaño, procedentes de los cartuchos del toner o del propio funcionamiento de la máquina, que emiten estos aparatos y del peligro que quizá suponen para la salud de los operadores. Según una revisión reciente, firmada por Ulrich Ewers y Dennis Nowak, del Instituto de Higiene del Ruhr, en Gelsenkirchen, Alemania, estas partículas no son peligrosas en las concentraciones y en el tiempo de exposición que son habituales en los operarios de estas máquinas. En ratas y en estudios de laboratorio con exposición durante mucho tiempo de concentraciones muy altas, se acumulan en los pulmones y se puede producir inflamación y fibrosis. Además, si se introducen las partículas directamente en la tráquea de las ratas, aumenta significativamente el número de casos de cáncer de pulmón. Pero, repito, en la especie humana no se ha demostrado que sean peligrosas, por lo menos a las concentraciones utilizadas. Según los autores, quizá esta falta de información se deba a que los protocolos de los médicos no tienen en cuenta esta posibilidad en el caso de problemas respiratorios.
Desde hace unos años, el equipo de Tunga Slathammer, del Instituto Fraunhofer Wilhelm Klauditz, de Braunschweig, en Alemania, lleva desarrollando métodos para aislar y caracterizar las partículas que emiten, durante su funcionamiento, los aparatos informáticos. Los hallazgos más interesantes de este grupo son dos que, además, abren nuevas líneas de investigación: en primer lugar, la mayoría de las partículas emitidas son ultrafinas, con un diámetro menor de 0,1 micrómetros (es decir, milésimas de milímetro), con lo que su penetración por el sistema respiratorio es máxima al ser de un tamaño tan pequeño; y, en segundo lugar, no son partículas procedentes del toner (que, por otra parte, tienen una toxicidad baja) sino del propio proceso y componentes de la máquina como son plásticos, gomas y demás, e incluso del propio papel utilizado. Además, la emisión de estas partículas ultrafinas viene por picos según se utilice la máquina: alto con el uso y, a continuación, caída rápida de la emisión y de la concentración en el medio.
Debido al pequeño tamaño de las partículas, para su análisis primero es necesario concentrarlas. En el único intento realizado hasta ahora, llevado a cabo por el grupo de Salthammer, se ha encontrado el compuesto tri-xilil-fosfato, que es un retardante de fuego, no se ha localizado el componente de la impresora que lo emite pues incluso aparecen cuando la impresora no tiene ni papel ni toner. Su concentración en el aire depende, sin embargo, del número de hojas impresas.
*Ewers, U. & D. Nowak. 2006. Health hazards caused by emissions of laser printers and copiers? Gefahrstoffe – Reinhalt. Luft 66: 203-210.
*Schripp, T., M. Wensing, E. Uhde, T. Salthammer, C. He & L. Morawska. 2008. Evaluation of ultrafine particle emissions from laser printers using emission test chambers. Environmental Science and Technology 42: 4338-4343.
*Wensing, M., T. Schripp, E. Uhde & T. Salthammer. 2008. Ultra-fine particles release from hardcopy devices: Sources, real-room measurements and efficiency of filter accessories. Science of the Total Environment 407: 418-427.