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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Cerdos

La conducta natural de los cerdos criados en el campo es moverse al azar y comer, escarbar y beber de 10 a 12 veces por día, mientras dure la luz natural. Por el contrario, los cerdos encerrados en pocilgas suelen recibir alimento 2 ó 3 veces al día, y el animal come todo lo que le echan en los siguientes 15 minutos; más o menos, los cerdos en pocilga dedican a comer un 5% del tiempo que dedican a alimentarse en libertad. Pero Eva Persson y su grupo, de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas de Skara, decidieron averiguar cuál de estos dos comportamientos era más eficaz para conseguir un engorde más rápido en cautividad. En realidad, dejando aparte el muy ibérico sistema español de conseguir un buen jamón de bellota, supongo que ya quedan pocos cerdos en Europa que no pasen toda su vida encerrados en una pocilga (por cierto, ¿también es este el comportamiento habitual de nuestros cerdos de pata negra?).

Persson y sus colegas utilizaron 360 cerdos, con un peso entre 27 y 112 kilogramos en vivo, divididos en dos grupos de 180, uno experimental y el otro control; luego los separaron en pocilgas con nueve cerdos en cada una de ellas. Al grupo control le dieron tres comidas al día y al experimental, nueve. Siempre en alimento líquido, más fácil de preparar en el laboratorio, manejar y pesar para controlar las raciones; posteriormente, relacionaron el alimento ingerido con el peso, el sexo y el tiempo del experimento. Al final del estudio, los animales son sacrificados y se examina su tubo digestivo anterior, en concreto, el esófago y el estómago.

Y este examen es uno de los resultados más interesantes del trabajo: hay más lesiones gástricas en los cerdos que reciben más comidas al día. Pero también engordan más: una media de 804 gramos por día frente a los 697 gramos al día de los cerdos alimentados tres veces al día.

Según los autores, no merece la pena, frente a la mínima mejora en el engorde, dar a los cerdos de comer más de tres veces al día, ya que a mayor número de comidas, tienen más lesiones gástricas y éstas pueden ser peligrosas, incluso hasta la muerte, para la salud del cerdo. Achacan estas lesiones a la lucha que se produce en la pocilga cada vez que se les da de comer; recordar que comen todo lo que les echan en unos 15 minutos. Esto implica que, a más comidas, más estrés y más heridas.

Además y por otras razones, hay que tener cuidado con estos cerdos en cautividad. Tengan o no tengan comida en cantidad suficiente, a los cerdos en engorde les encanta meter la cola de sus compañeros de pocilga en la boca y chuparla suavemente (¿el chupete de las crías de nuestra especie?). Pero, claro está, si esto se repite con frecuencia, al final se producen heridas, infecciones, abcesos y demás desgracias que pueden acabar con que el pobre cerdo chupado se quede sin cola y con una fea herida encima del trasero o, peor, muerto si la infección es grave. Según Christine Moinard y su grupo, de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, entre el 3 y el 9% de los cerdos ingleses tienen mordiscos en la cola. Incluso hay granjeros que, con escaso éxito, han intentado enseñar a sus cerdos a no morder la cola a sus hermanos. Como tratamiento preventivo, en Inglaterra, se utiliza el más directo: más o menos, al 80% de los cerdos ingleses les cortan la cola.

Es curioso que no haya conseguido enterarme de cuántos cerdos muerden la cola de sus colegas de pocilga; esto me lleva a pensar que lo hacen todos. Sin embargo, sólo entre el 3 y el 9% son los chupados. De todas formas, si que debe haber alguno que muerde más que otros pues, según Johan Zonderland y su equipo, del Grupo de Ciencias Animales de Wageningen, en Holanda, entre los posibles sistemas de prevención de mordeduras está el retirar al mordedor de la pocilga (y supongo que llevarlo directamente al matadero; no creo que chupar la cola a los colegas lleve directamente al lujo de una pocilga individual). En el experimento de estos holandeses se observa que sus cerdos son distintos a los ingleses. Utilizan 960 cerdos distribuidos en pocilgas de 10 y, si no se pone paja en el suelo de la pocilga dos veces al día, más del 50% de las pocilgas tienen algún cerdo con mordeduras en la cola. Si hay paja, el porcentaje es del 8%, similar al de los cerdos ingleses (que, seguramente, siempre tienen paja en sus pocilgas).

En fin, que ya ven, si los cerdos no comen a su debido tiempo, se dedican al chupete, y el más cercano que encuentran es la cola de sus compañeros de pocilga.

*Moinard, C., M. Mendl, C.J. Nicol & L.E. Green. 2003. A case control study of on-farm risk factors for tail biting in pigs. Applied Animal Behaviour Science 81: 333-355.

*Persson, E., M. Wülbers-Mindermann, C. Berg & B. Algers. 2008. Increasing daily feeding occasions in restricted feeding strategies does not improve performance or well being of fattening pigs. Acta Veterinaria Scandinavica 50: 24, doi: 10.1186/1751-0147-50-24.

*Zonderland, J.J., M. Wolthuis-Fillerup, C.G. van Reenen, M.B.M. Bracke, B. Kemp, L.A. den Hartog & H.A.M. Spoolder. 2008. Prevention and treatment of tail biting in weaned piglets. Applied Animal Behaviour Science 110: 269-281.

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