La luna iluminaba el claro y en el centro se encontraba la desgraciada doncella en el lugar donde había caído, muerta de terror y de fatiga. Pero no fue la vista de su cuerpo, ni tampoco del cadáver de Hugo Baskervile que yacía cerca, lo que hizo que a aquellos juerguistas temerarios se les erizaran los cabellos, sino el hecho de que, encima de Hugo y desgarrándole el cuello, se hallaba una espantosa criatura: una enorme bestia negra con forma de sabueso pero más grande que ninguno de los sabuesos contemplados por ojo humano. Acto seguido, y en su presencia, aquella criatura infernal arrancó la cabeza de Hugo Baskerville, por lo que, al volver hacia ellos los ojos llameantes y las mandíbulas ensangrentadas, los tres gritaron empavorecidos y volvieron grupas desesperadamente, sin dejar de lanzar alaridos mientras galopaban por el páramo. Según se cuenta, uno de ellos murió aquella misma noche a consecuencia de lo que había visto, y los otros dos no llegaron a reponerse en los años que aún les quedaban de vida.
(Sir Arthur Conan Doyle. El sabueso de los Baskerville. 1901).
Existen, en la bibliografía, muertes nocturnas que, según los autores, no parecen tener una clara explicación médica. Ronald Melles y Barrett Kutz, de la Universidad de California en San Diego, ya plantearon en 1988, que muchas de estas muertes, si ocurrían de noche, se debían a pesadillas y terrores nocturnos. Este estado se caracteriza por hablar en sueños, movimientos descontrolados, insonmio y potentes descargas del sistema nervioso. Son, como dicen David Phillips y sus colegas, de la misma universidad que los anteriores, muertes por terror como las descritas por Arthur Conan Doyle en El sabueso de Baskerville. Sir Arthur era médico y tenía los conocimientos adecuados para proponer la muerte por terror.
En general, estas muertes se deben a fallos cardíacos, aunque siempre queda un mínimo porcentaje (el 4,1% en Inglaterra, el 6% en Italia) que, aún después de la autopsia pertinente, queda sin explicación. Por ejemplo, en Filipinas, la muerte súbita durante el sueño y sin explicación aparente es la primera causa de muerte entre los hombres jóvenes, normalmente entre 30 y 34 años. Hasta tiene un nombre concreto: Bangungut. Algo similar ocurre entre los filipinos que viven en Hawaii, Guam y las islas Marianas, y entre los japoneses (se dedomina Pokkuri), laosianos, camboyanos, refugiados vietnamitas en Thailandia y Estados Unidos, y los thailandeses en Thailandia y en Singapur. Parece un fenómeno regional en el Sudeste asiático y presenta variaciones estacionales, con un pico en diciembre y enero. Las muertes del Vudú las denominó Walter Cannon en 1943.
Según Roger Munger y Elizabeth Booton, de la Universidad Estatal de Utah, en Logan, que han estudiado estos hechos en Filipinas, la razón de estas muertes no se conoce. Es más, en el artículo de David Phillips que relaciona estas muertes con El sabueso de Baskerville, estudia la muerte nocturna súbita en adultos chinos y japoneses para cuyas culturas el día 4 es de mala suerte debido a que cuatro y muerte tienen un sonido parecido. Estudian el caso comparando los certificados de defunción de 209908 chinos y japoneses con los de 47328762 norteamericanos blancos. Asombrosamente descubren que chinos y japoneses mueren más el cuarto día de cada mes, sobre todo si padecen del corazón (un 13%), y más en California (un 27%), y todavía más si ya estaban enfermos del corazón (un 45%). Los norteamericanos blancos no presentan este pico del cuarto día.
Según Phillips y su grupo, las muertes aumentan porque los pacientes están estresados por el miedo a morir en en ese cuarto día del mes puesto que es un día de mala suerte y, cada nueva muerte que ocurre en ese día, aumenta el terror a morir de los supervivientes, para caer, casi seguro, el siguiente día 4.
*Bowker, T.J., D.A. Wood, M.J. Davies, M.N. Sheppard, N.R.B. Cary, J.D.K. Burton, D.R. Chambers, S. Dawling, H.L. Hobson, S.D.M. Pyke, R.A. Riemersma & S.G. Thompson. 2003. Sudden, unexpected cardiac or unexplained death in England: a national survey. Quarterly Journal of Medicine 96: 269-279.
*Lathers, C.M. & P.L. Schraeder. 2006. Stress and sudden death. Epilepsy & Behavior 9: 236-242.
*Melles, R.B. & B. Katz. 1988. Night terrors and sudden unexplained nocturnal death. Medical Hypotheses 26: 149-154.
*Munger, R.G. & E.A. Bootn. 1998. Bangungut in Manila: sudden and unexplained death in sleep of adult Filipinos. International Journal of Epidemiology 27: 677-684.
*Phillips, D.P., G.C. Liu, K. Kwok, J.R. Jarvinen, W. Zhang & I.S. Abramson. 2001. The Hound of Baskervilles effect: natural experiment on the influence of psychological stress on timing of death. British Medical Journal 323: 1443-1446.