Los médicos forenses han descrito, no habitualmente pero sin ser una rareza, accidentes fatales causados por alguna técnica de autoerotismo. Sin embargo, el equipo de E. Koops, del Instituto de Medicina Legal de Hamburgo, tras una experiencia de 20 años de autopsias y 40 casos de muerte por autoerotismo, han encontrado tres casos que, por su rareza, han descrito en una publicación de 2005.
El primer caso es el de un bombero de 28 años que se colgó de un puente con un arnés de su trabajo y varios cinturones, alguno de los cuales le rodeaba el cuello. Murió por asfixia, no ahorcado, sino porque los músculos que intervienen en la respiración no pudieron funcionar por el propio peso del difunto (lo mismo ocurre con los crucificados). Iba cubierto por varias capas de plástico muy ceñido y llevaba ropa interior femenina.
El de un estudiante de 16 años es el segundo caso. El muerto iba vestido con un traje femenino de gimnasia y se había envuelto en plástico, sujeto con cinta elástica de embalar y, además, se autoestraguló con un cable eléctrico. Alrededor del cadáver, que apareció en su habitación, se encontraron varias revistas pornógráficas.
Y, finalmente, un hombre de 28 años, discapacitado con absoluta pérdida de movilidad debido a una distrofia muscular progresiva, convenció a su enfermera, de 20 años y tal como confesó a la policía, a que le envolviera en dos bolsas de basura, le tapase la boca con cinta plástica y le encerrase en un contenedor de basura en el que murió por asfixia.

*Koops, E., W. Janssen, S. Anders & K. Püschel. 2005. Unusual phenomenology of autoerotic fatalities. Forensic Science International 147S: S65-S67.