Dedicado a Carme Chacón, Ministra de Defensa
¿Se han fijado ustedes, amables lectores, que las embarazadas a veces reciben una atención especial de la gente y otras, en cambio, se las mira con hostilidad e incluso rabia? ¿Cómo pueden darse reacciones tan dispares? Michelle Hebl y su grupo, de las Universidades de Rice y George Mason, de Estados Unidos, se propusieron por lo menos aclarar parte del problema. Para ello programaron dos experimentos. En el primero de ellos, 81 adultos evaluaron a los aspirantes a un puesto de trabajo, alguna de las cuales estaba embarazada. En general, los evaluadores (da igual si son hombres o mujeres) puntuaban peor a las embarazadas cuando estas solicitaban un trabajo tradicionalmente “masculino” como abogado, profesor de matemáticas o cirujano (o, digo yo, Ministro de Defensa) con comentarios como “debe esperar a tener un trabajo más adecuado a sus características” y excusas parecidas. En cambio, la evaluación era positiva si el puesto de trabajo era más “femenino” y tradicional como, por ejemplo, profesor de guardería o pediatra.
En el segundo experimento, una embarazada (a veces simulada) solicitaba un trabajo de dependienta o acudía como cliente a unos grandes almacenes. Los observadores anotaban características de conducta de los empleados de la tienda que se puedan considerar como hostiles (ansiedad, rapidez, rudeza) o de ayuda (amabilidad, ayudas para moverse, utilización del nombre en diminutivo).
Las solicitantes de empleo son tratadas con hostilidad cuando están embarazadas y, sin embargo, ocurre lo contrario cuando la misma mujer se quita la prótesis del embarazo y aparece como no embarazada (además, o distraídos o tontos). En cambio, si la embarazada va como cliente, se la trata siempre con gran amabilidad y respeto extremo.
En resumen, cualquier embarazada que busque trabajo puede verse discriminada en su trabajo y más si el trabajo es considerado como “masculino”. La combinación de benevolencia hacia la embarazada cuando realiza labores tradicionales y de hostilidad cuando asume roles no habituales puede llegar a descorazonar a las embarazadas a buscar trabajos que violan los roles tradicionales de cada sexo.
¡Ánimo, Señora Ministra!
*Hebl, M.R., E.B. King, P. Glick, S.L. Singletary & S. Kazama. 2007. Hostile and benevolent reactions toward pregnant women: Complementary interpersonal punishments and rewards that maintain traditional roles. Journal of Applied Psychology 92: 1499-1511.