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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Antidepresivos

No hay dos seres humanos exactamente iguales, incluso entre los que llamamos gémelos idénticos. Por ejemplo, entre los alérgicos hay variaciones en la sustancia que provoca la alergia y en la intensidad de la respuesta, desde un mínimo picor hasta un choque anafiláctico. Hay alérgenos, como el cacahuete, cuya respuesta va desde una leve hinchazón hasta la muerte. En los que padecen depresión, los hay que no se pueden levantar de la cama y otros que no pueden dormir. A menudo, dentro de un grupo de pacientes hay que seleccionar con qué tratarles, cuánto tiempo y en qué dosis, aún teniendo todos ellos el mismo diagnóstico. En los antiinflamatorios, hay quien responde a la indometacina pero no lo hace con el ibuprofeno. El mismo proceso de selección hay que aplicarlo a todos los fármacos. Y también a los antidepresivos.
Entre ellos podemos elegir los tricíclicos, inhibidores de la toma de serotonina, los inhibidores de la monoamino oxidasa o el carbonato de litio. Enfermos que responden bien a una de estas familias de antidepresivos, pueden, o quizá no, responder a otra de ellas. Y, además, están las reacciones no esperadas a estos antidepresivos. Julian Lieb, de Burlington, en Estados Unidos, describe que estas reacciones son específicas y pueden ser neuropsiquiátricas, gastrointestinales, hematologicas, cardiovasculares, reproductivas, dermatológicas, metabólicas, respiratorias, urogenitales, sensitivas e, incluso, del organismo como un todo. Estos efectos son manifestaciones de variación, es decir, de que los individuos no son copias sin más y, por tanto, no responden igual ante el mismo compuesto. Pero las variaciones más peligrosas son aquellas denominadas paradójicas, es decir, que se salen de un rango habitual de variación. Las reacciones paradójicas sugieren que hay personas más distintas que otras, por lo menos a nivel molecular.
Lieb incluso lista una serie de reacciones y sus contrarias, pues ambas posibilidades se dan con los antidepresivos. Por ejemplo, elevan o deprimen el ánimo, irritan o calman, ayudan a concentrarse o distraen, estimulan la erección o provocan flaccidez, provocan impotencia o priapismo, aumentan o reducen la líbido, bajan o suben la tensión, estriñen o al contrario, secan la piel o provocan la sudoración, y así unos cuantos más ejemplos.
En fin, que es como leer el prospecto de un medicamento, allí donde dice “posibles efectos secundarios”, y a continuación se enumeran unos doscientos. Cada paciente es un individuo distinto, y cada uno de ellos debe tener un tratamiento individualizado y un seguimiento atento y minucioso.

*Lieb, J. 2008. Variations: Darwin’s finches, sea barnacles and the side effects of antidepressants. Medical Hypotheses 70: 221-223.

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Por Eduardo Angulo

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