Vivimos otra semana llena de sobresaltos. Es la economía, amigo. A las perlas de la semana pasada, ninguna casualidad ingenua, con las ideas-propuestas-que no del recorte de pensiones se añade un curioso peregrinaje. Un viaje anunciado a bombo y platillo con confesión y comunión a la biblia de los mercados donde nos bajamos las últimas prendas para confirmar que estamos dispuestos a los recortes más drásticos.

Y después de un largo día de reuniones en las que se anuncia y no se dice nada llega el gran parto de los montes: la reforma laboral. Nos toman por tontos, dicen que no han dicho nada más. Ya es bastante. La crisis quieren que la paguen los de siempre. Así no puede ser. Que no sea. Amén.

Así comienza la semana. El Gobierno se pone duro con los controladores. Está de blanco cenizo.

Terminará con referencias clásicas. Grecia está en ruina. Históricas y legendarias ruinas.

Homero ya levanta la cabeza. Nuevas Odiseas nos esperan. Disfruten del carnaval que sólo es la antesala de una dura cuaresma. A recortar.