La polémica nuclear se propaga como el tsunami.
Siempre nos reprochan de que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Pero al menos nos acordamos. Ahora nos dicen que ignoremos cualquier tormenta incluso bajo los rayos y los truenos que nos aturden. La energía nuclear es segura si nos olvidamos de sus consecuencias y despreciamos la tremenda hipoteca que trasladamos al futuro.
Gadaffi se aprovecha del impacto de los desastres de Japón sobre la opinión pública internacional. Juega al escondite como buen zorro del desierto. La ONU llega tarde. La guerra puede empantanarse. Y el descontrol de las fugas radioactivas también.