Mubarak se marchó al fin. Su discurso como padre de la patria fue su discurso de despedida. Entre nuestras arenas Los Goya castigaron las divergencias. Alex de la Iglesia vió como su película se quedó con la miel en los labios. Proclamó que internet es el presente pero se olvidó de un detalle fundamental: los autores carecemos de la posibilidad de controlar nuestra obra. Se olvidó de que las infracciones quedan impunes. Lo que no se dice es tan importante como aquello que se manifiesta expresamente. 25 años marcados por la división pueden hacer daño a nuestro cine. Y a todo el mundo creativo en general.
La corrupción sigue empatanando la política nacional, las elecciones se presentan bajo negros nubarrones.
La buena noticia nos llegó con la sentencia sobre Contador. Aunque la imagen exterior dificilmente va a ser superada. La justicia camina despacio. Camps entrecruza los tiempos electorales con los ritmos judiciales. Y nuevos retos: Los magistrados se atreven al fin con “Il Cavaliere”. Triste espectáculo, muy mal cómico.