Y gol. Y estalló una euforia desmedida. Y el tsunami futbolero inundó todo.
Sí, participé en la celebración con un poster-caricatura y a su disposición. Ya sabía de las contradicciones del balompié: el sentido mercantil del fútbol, el trasnochado nacionalismo, la anestesia cultural… pero íbamos a disfrutar de lo positivo que también existe. Si alguien se ha molestado le pido disculpas. Ya hice una caricatura del Athletic finalista de Copa, y de la Real y de Osasuna en su día. Hasta del Sestao. Pero también soy ateo del fútbol, soy un poco más de Osasuna, también rojillo, porque significa Salud y a estas edades uno tiene que empezar a cuidarse pero… estos tipos me han hecho disfrutar. Y lo siento, para bien o para mal.
Ahora bien, pasarse de ese modo me aburrió sobremanera. Pero no puede cuestionarse la libertad de expresión y manifestación. Allá cada quisque.
He de confesar que el pulpo me ha resultado gracioso. Mis amigos escépticos tienen razón cuando protestan por el barniz pseudo adivinatorio del bicho. Carece de fundamento racional. Pero también existe la lectura inversa, el otro sentido de la misma dirección. El fútbol es un juego y está sometido a la incertidumbre del mismo a pesar de todas las tácticas y sesudas estrategias que queramos elaborar. Tiene un gran componente de “lo animal”. Paul, nombre revelador, se ha encargado también de ponerlo en evidencia.
Y el debate… ¿de qué?. He visto combatir a dos “casi cadáveres políticos”. La falta de solidez de alternativas en la parte contraria les sirve a cada uno de ellos de sostén. Se repiten. Nada más.
Cielos, ¡qué crisis!, ¡qué calor!.