Los mundiales de fútbol constituyen uno de los mayores espectáculos del planeta. Y por tanto no puede ser un acontecimiento ajeno al mundo de la caricatura. Recuerdo que en mi infancia coleccioné la serie de dibujos del maestro Cronos que realizó en las cajas de cerillas. Encendieron mi vocación profesional. En la imagen el gran portero Carmelo del Atlhetic.
En 1982 España organizó los mundiales y el revuelo con múltiples sedes en distintas ciudades fue mayúsculo. El naranjito hizo de logo y se realizó una serie de dibujos animados. Chillida dibujo el cartel de una de las sedes.
Animado por mis añoranzas infantiles propuse una serie de caricaturas a Romagosa, representante de Disney en España, productor de la serie de dibujos del Quijote y representante además de los derechos de imagen de la selección. Le entregué los bocetos y pocos días después me llamó para decirme que había logrado un acuerdo con Bic y que ya estaban impresos los mecheros. No hubo arte-final, ni correcciones de ningún tipo. Así salió. Para pegarles fuego. El papel de nuestros futbolistas fue un desastre.
En las siguientes ediciones la fábrica de balones Unice de mis paisanos navarros de Estella me encargó diferentes dibujos.
En el mundial de Francia del 98 diseñamos pelotas y balones de diferentes tamaños. Y no pudo ser. Pero los niños en la playa se desahogaron y les pegaron buenas patadas.
Para mí ha resultado una experiencia muy interesante y me ha permitido jugar con diferentes técnicas y estilos. Resultó difícil calcular la deformación de los dibujos de las planchas para imprimir sobre superficies esféricas.
A ver si este año se cumplen los pronósticos sobre la condición de favoritos. Y lo celebramos.