Semana a plena ebullición. Conflictos históricos que parecen precipitarse en estos momentos. Se encienden los ánimos en fuegos casi descontrolados. Una buena ocasión para una reflexión desenfadada del papel del humor gráfico y para evaluar la capacidad de la condición de dibujo editorial a la que suelo aludir en estos comentarios.
Ante los problemas más graves se ve mejor el papel del humor gráfico
El humor y la caricatura tienen la función principal de desvelar la realidad desde su dimensión más profunda. Es crónica en cuanto relata y desnuda la verdad de los hechos. No existe un análisis ajeno a la posición de los puntos de vista que adoptamos y a la carga emocional que la situación genera por mucho que lo pretendamos. Los hechos son y significan. El significado no puede eludir la mirada subjetiva y el componente emotivo. La caricatura no es un dibujo al margen que tiene el papel de burla, degradación, falsedad y desprecio como muchas veces se nos atribuye. La caricatura exagera acentuando lo más importante y característico como definición de una realidad. Y simplifica eliminando lo insignificante exactamente igual al papel que ejerce nuestra memoria; memoria y olvido como dualidad inseparable. En este sentido la caricatura es sobre todo memoria viva. El humor gráfico tiene la obligación de marcar e intensificar la orientación de la mirada y del interés que prestamos a un determinado suceso. Por favor considere este aspecto que se le escapa nos advierte. Y también tiene la función de enfriar los ánimos, de apagar las pasiones cuando se desatan nuestras tensiones. El humor provoca un cierto distanciamiento emocional y racional de los problemas. Ver más allá del árbol que nos tapa el bosque. Las cosas no son para tanto nos dice igualmente. El humor nos traslada a escenarios imaginarios para liberarnos de la carga de gravedad y de las consecuencias que la realidad nos comporta. Un traslado a un escenario de ficción que nos permite jugar, asumir un papel de protagonismo frente a una realidad que muchas veces nos atenaza y bloquea. Este juego no es un escape ni una huida de los problemas de la realidad. Es posicionamiento. Es un ensayo experimental que nos devuelve a una nueva mirada de los hechos, que nos devuelve a lo real con otra disposición. Lo importante para los humoristas gráficos no es ofrecer otro pensamiento elaborado, cerrado. Eso no quiere decir que no tengamos una opinión perfectamente estructurada ni dejemos de tener una posición concreta. Lo fundamental es ofrecer una creación abierta, más que dar otro pensamiento es dar qué pensar. La caricatura ofrece sobre todo una significación y juega a pleno rendimiento con lo racional, con lo emocional y con las sombras de ambos campos que se prolongan en lo simbólico en su doble vertiente individual y social. La caricatura es ensoñación poética.
Los acontecimientos de la semana
La prensa internacional tituló el encuentro ruso-norteamericano como el final de la Guerra Fría. Nada menos. Lograron un acuerdo que establece el mayor recorte sobre el arsenal nuclear asumido en la historia. Eso es importante aunque relativo. Si me pueden eliminar quinientas veces no me consuela mucho que ahora puedan hacerlo un tercera parte de veces menos. Pero es muy importante aunque en nuestro país nos preocupen los fuegos de otras praderas. Hay que celebrar la fiesta de la pipa de la paz. Por todo lo alto y bajo la luz del sol y la luna. Días más tarde la Cumbre sobre el peligro nuclear y las condiciones de la lucha contra el terrorismo internacional recuperaron algunos de los pasados entusiasmos sobre un Obama que parece resucitar.
La crisis de la Iglesia Católica Romana da mucho que hablar. El conflicto tradicional entre el poder laico y el poder eclesiástico tiene largo recorrido. El problema no es una cuestión exclusiva del delito de un determinado número de sus miembros. El grave problema es la respuesta adoptada, el papel de exclusiva prepotencia sobre la moral pública que pretende seguir manteniendo una institución todavía muy poderosa. Y es destacable que frente a su insistencia en la crítica frente al relativismo moral, esa crítica sólo valga para los demás y no sobre ella misma. A mi me parece también rechazable y revelador que siga eludiendo la condena del dogmatismo con igual firmeza. Creo que las mayores tragedias del siglo pasado se alimentaron sobre todo de los dogmatismos radicales y todavía colean.
La Comunidad Europea se desnuda, en cuanto adolece de criterios mínimos y básicos en fiscalidad, en política económica y en cuanto carece de la regulación jurídica fundamental (una constitución efectiva) y de una cabeza visible que la represente. Europa está en construcción y se deja notar mucho en esta crisis económica. Es hora de avanzar en la construcción europea e incluso de elegir la figura de un Presidente común. Debate para un 14 de abril, conmemoración republicana. ¿No será la hora de acotar las diferentes jefaturas de Estado independientes, de superar los debates tradicionales y de fortalecer en serio la Confederación Europea?. Antes de acordar tales profundidades Grecia reclama que de verdad le echemos una mano. Y no al cuello precisamente. Nos la jugamos todos.
Al fin sentencia sobre Egunkaria. Un desastre monumental. Una justicia torpe y tarda no es justicia. El daño es irreparable sobre un medio de comunicación basado en un idioma tesoro de nuestro patrimonio cultural: el euskera. En este apunte quiero rendir un homenaje a una figura que ocupó un puesto de honor en ese periódico: Martín Ugalde amigo inseparable del gran caricaturista Celedonio Otaño.
Y el gran debate apasionado nacional: Garzón. Los dibujos dejan constancia de su profunda repercusión. Y añado lo que ya son tan sólo algunos apuntes de mi opinión personal. Los errores de la justicia creo que son en su base errores de la política. La recuperación de la dignidad de quienes están enterrados en el olvido y la desconsideración de su identidad es una condición fundamental. La desmemoria prolongada con las víctimas del franquismo me parece un error injustificable. Al margen de las ideologías particulares jamás he conseguido que ningún dibujante extranjero pudiera entender la posición mantenida por nuestro país sobre las víctimas de la ya lejana guerra civil. No hemos hecho después de casi 75 años lo que ya se está haciendo y concluyendo en la vieja Yugoslavia tras su fratricida guerra. Ya era hora que se comenzara a desmontar la edulcorada versión de la transición política española, un transición que abortó la necesaria ruptura democrática e impuso una reforma bajo la amenaza de los viejos poderes que conservaron importantes resortes y recortes. Es muy grave que la derecha española en un llamativo contraste con la del resto de Europa no condene, o lo haga a regañadientes, el levantamiento militar frente a la legalidad establecida. Existe también una gran responsabilidad en los partidos mayoritarios de la izquierda que traicionaron principios básicos y que tras una larga etapa de gobierno no hicieron absolutamente nada por una justa consideración de la dignidad de todos los contendientes. Frente a los problemas de verdad la sociedad parece mirar a otro lado trasladando la responsabilidad a jueces, médicos… como supuestos héroes solitarios. Lo triste es que Garzón trató de hacer, estirando procedimientos, lo que otros debieron hacer desde una normalidad política y democrática.
Es importante que se depositen ya las cenizas volátiles que tanta dificultad generan en la respiración vital de un país en el siglo XXI.