Inevitablemente viene el 24 de febrero. Todos sabemos que nos referimos al año 1981, tan lejos ya y todavía tan cerca. La versión oficial ha insistido hasta la saciedad en una interpretación muy edulcorada: hemos sufrido un buen susto pero ya está todo controlado. Ja-ja. Es una de las mentiras más burdas, pero es también el cuento que la gente ha querido escuchar con más ganas, con más fe.
Cuando algunos de quienes nos vimos inmersos en aquella aventura hemos contado la realidad nos han tomado por locos. Yo me permití escribir un largo artículo en El Correo del décimo aniversario, en el año 1991. Contaba cómo la noche de la dimisión de Adolfo Suárez varias unidades de la División Acorada, y en concreto del cuartel Wad-Rass, estuvimos desplegados en los alrededores de Madrid plenamente equipados y con todo nuestro armamento y munición a punto. Nos retiramos tras la intervención televisada del presidente Súarez. A partir de ahí la cosa se fue complicando.
“En nombre del Rey venimos a salvar España”. Esta era la contraseña que el sargento “El Cubas” nos explicó a toda la compañía de soldados de reemplazo en la noche del 23-F. Íbamos al Congreso de los Diputados a sustituir a Tejero. Wad-Rass, unidad de la Acorazada Brunete instalada en la carretera de Extremadura, desplegaba carros de combate y TOAS, los vehículos acorazados que nos vendieron los norteamericanos tras la guerra del Vietnam.“Había que actuar con resolución, cualquiera podía acercarse y colocarnos un cóctel explosivo o cosas similares. Sin contemplaciones” insistió con firmeza. Ninguno de los soldados salíamos de nuestro asombro. El cabo primero Echenique, el de la izquierda de la caricatura, se atrevió a preguntar “¿Nosotros con quién estamos? ¿Con Tejero o en contra? Una pregunta fundamental que para la mayoría de nosotros se hacia innecesaria. El sargento con un sonrisa muy cínica respondió: “Nosotros estamos con el que gana, siempre. Mas bien el que gana tiene que estar con nosotros”. No quedaban dudas.
El día 24 los asaltantes eran ayudados a saltar por la ventana del Congreso en una de las imágenes más surrealistas que he contemplado en mi vida. Javier Cercas en su último éxito literario de “Anatomía de un instante” nos cuenta cómo uno de los mandos de la guardia civil de las tropas insurgentes en el Congreso desplegó sus efectivos y se fue a…dormir a su casa. La chapuza nacional. Nosotros apenas dormimos en toda la semana. Tras el primer golpe todos los efectivos quedábamos de servicio, con todo el equipamiento encima y sin podernos quitar el uniforme hasta el fin de semana. El momento más tenso se alcanzó en la tarde del viernes 27 de febrero. Mientras se iniciaba la impresionante manifestación unitaria contra el golpismo el mismo sargento nos explicaba: “Vamos a salir con los vehículos exactamente igual que lo previsto el día 23. Tenemos que impedir que las gentes exaltadas cometan tropelías. La nueva contraseña era: A las ocho, con ocho basta”.
Y tras febrero, marzo y abril. Maniobras continuas. Cuando terminábamos de cargar, una vez más, la munición correspondiente para nuevas maniobras y para el desfile de Barcelona la radio nos volvía a sobrecoger con el fantasmagórico asalto al Banco Central. ¡Qué coartada y que provocación para una nueva intentona! pensamos muchos de los allí implicados. En ese desfile, en el que no participé, mis compañeros iban con la munición colocada, armas montadas y sin seguro. El paralelismo del asesinato del presidente Egipcio estaba demasiado reciente…
Han pasado muchos años. En este último año han fallecido dos figuras claves: Sabino Fernández Campo, secretario de la Casa real y el General Juste, general de la División Acorazada Brunete. Juste ha terminado por reconocer la plena implicación de la división con ordenes para la ocupación de Madrid que finalmente se revocaron. En el Juicio de Campamento había dicho desconocerlas. Pero no ha dicho que la parte de las tropas que estaban de maniobras en Zaragoza llegaron a recibir también indicaciones para desplegarse en la frontera pirenaica. Sabino en una clásica gallegada decía desconocer muchas incógnitas de aquellos sucesos. Pues si eso dice él, los demás seguimos desconociendo las claves en mucha mayor medida pero…yo no puedo comulgar con ruedas de molino. Hoy conocemos mejor la reunión de Lleida de Armada con datos confirmados por Jordi Pujol en sus memorias. Conocemos la denuncia de Felipe González contra dos intentonas golpistas, una tras la jornada electoral del 82 y la otra para el desfile de La Coruña, demasiado similar a la de Barcelona que nadie quiere denunciar. Vamos conociendo algunos datos que aclaran algunas de aquellas pesadillas y que confirman la latente amenaza golpista en aquellos intensos años. No pierdo la esperanza de que algún día podamos conocer muchas de las cartas que los soldados implicados y asustados enviaron a sus novias contando numerosos detalles… Creo que esa puede ser la mejor verdad.
Aquella experiencia ha sido determinante en mi dedicación como caricaturísta. ¿Me quedaba otro recurso para enfocar la realidad? No puedo olvidar los silbos del fuerte viento de la noche del 22 de febrero. He escuchado hasta la saciedad el álbum de Lluis Llach, Verges 50 para que la tramontana me barriera aquellos fantasmas y me hiciera despertar la cotidianidad de la vida de nuestro pueblos. Leí en aquella maldita semana a Paul Éluard, el padre del surrealismo. Me resultaba más fácil comprender aquellos textos que las versiones que nunca he podido tragar. Leí la poesía de Miguel Hernández. Tuve en mis bolsillos durante toda la mili un poema de Miguel que cito de memoria:
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior,
¿quién encierra una sonrisa?,
¿quién amuralla una voz?Encontré en sus versos la alusión a un general franquista “de bigote retorcidamente astado”. Ese también es Tejero pensé. Y lo pinté con rabia. En los resecos campos de S. Gregorio de Zaragoza en un caluroso mes de junio hice el boceto de la pancarta de Alegría de Iruña para los sanfermines del 81. El grito ilusionante y festivo del “Levántate pamplonica…” frente al angustioso y trágico “Todos al suelo”. Compuse un exorcismo de este ruedo hispano, de nuestra pandereta ensangrentada. La fiesta se funde en la máscara de una comparsa de cabezudos y en la fachada de la institución municipal, el Ayuntamiento de Pamplona engalonado con las cuatro figuras platónicas de las virtudes cardinales : prudencia, fortaleza, justicia, y templanza. Hube de pintar aquel boceto con el vino que ninguno de mis compañeros podía soportar. Allí sobraba el vino y faltaba el agua, al contrario de nuestra fiesta. Pude enviar la “acuarela” gracias a Luis Roldán, sí, si el archiconocido pillastre, que entretuvo a mi brigada por los arrabales zaragozanos…
Un año después esa idea gráfica me abrió las puertas para una importante colaboración en Diario 16. Pinté la simbología del golpismo. No les faltó a los militares golpistas esa mentalidad alegórica y una pizca, al menos, de mala leche. Las maniobras previas al golpe las llamaron operación Diana y Marte, dioses de la guerra. Los sapos y arañas aparecen en la mitología clásica vinculados al arte de tejer, telares e historias. Tejero pudo hilar sus reiteradas intentonas sin sutilezas. La relación de Milans del Bosch como milano y el águila de S Juan son muy directas. La cara de Armada es la de un elefante, sin duda. Falta por saber el color de la misma, no sabemos si era el elefante blanco o era tan sólo un rosa pálido….
Me hizo de anfitrión en esta publicación Fernando Reinlein, militar confeso de la UMD, la Unión Militar Democrática. Vaya para todos ellos mi homenaje. Ellos sí fueron auténticos antigolpistas, incluso con sus brillantes plumas. Su voz ha logrado atravesar las murallas del olvido.