Se nos acaba 2009, año dedicado a la Astronomía. La mirada del hombre hacia el firmamento ha conformado su postura más profunda y radical desde una triple dimensión, en un sentido ético y de trascendencia (que puede considerarse como religiosa o no), en un sentido científico y de conocimiento y en su dimensión creativa y artística. Han sido numerosas las actividades desarrolladas en este año y muy enriquecedor el camino abierto. Pero hay un detalle que quiero plantear como broche final de esta celebración. Cervantes el autor universal del Quijote, una de las obras más leídas de la historia (sin métodos rigurosos de contabilidad no me parece adecuado precisar una clasificación de lecturas) explicita su opinión sobre la cuestión clave de la historia de la astronomía, sobre la centralidad en el movimiento de la Tierra y el Sol. Es una cuestión que me parece muy importante por la trascendencia del autor.
En la dedicatoria de la última parte del Quijote de 1615 Miguel de Cervantes nos anuncia la inmediata conclusión de la obra más importante jamás escrita en español: el Persiles. Cervantes muere en 1616 y el anunciado trabajo se publica a título póstumo en 1617 con el título de Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia septentrional.
La crítica ha despreciado casi siempre la consideración del propio autor. Menéndez Pelayo llegó en 1882 a reducir su categoría a un fruto de la debilidad senil cervantina. Se acentuaba así una valoración que ha venido atribuyendo una excepcional inteligencia al personaje quijotesco y una inconsciencia irrelevante a su creador. Mucho se ha escrito y se continuará generando sobre esta gigantesca obra. Frente a una mayoritaria atribución del Persiles como obra hija de la contrarreforma española se han levantado algunas tesis y en especial la obra de Michael Nerlich publicada por Ediciones Hiperión en el pasado centenario del Quijote en 2005. Nerlich doctor por la Universidad de Colonia y catedrático titular de filología románica presenta un minucioso estudio tituladoEl Persiles descodificado, o la “Divina Comedia” de Cervantes. Como ya se percibe en el título, recupera sobre todo la consideración atribuida a la obra por el propio Cervantes. El segundo rasgo principal es el fundamento astronómico que subyace en el Persiles. El tema central de la obra se desarrolla como peregrinación a Roma, la ciudad santa del catolicismo. La peregrinación simboliza el carácter más universal y permanente de la condición del hombre. Nerlich define este caminar como un viaje histórico y cósmico a través del tiempo y el espacio. Remarca la precisión septentrional como referencia a la estrella polar y a las siete estrellas de la Osa menor.
Asumo las tesis centrales de esta obra de Michael Nerlich. Quiero añadir algunos apuntes.
1-La consideración de Trabajos es una referencia extendida a las muy populares obras del medievo y de carácter calendario definidas como Los Trabajos y los Días. Insisto una vez más en la consideración básica de la creación humana: el ser humano establece desde el principio de los tiempos una simetría entre lo de arriba y lo de abajo, entre las manifestaciones del firmamento y los ciclos de la vida terrestre. La peregrinación vital del hombre en la tierra se corresponde con los ciclos de los movimientos que ocurren en los cielos. Cervantes marca esta premisa de manera fundamental.
2-Cervantes juega con las dobles lecturas, con el sentido inverso, con el doble sentido de toda dirección. Lo importante del viaje no es la ida a Roma, lo importante es el camino del Amor. Amor es la lectura simétrica de Roma. Este juego inocente es la crítica más común y conocida de todos los movimientos heterodoxos críticos con el poder de la Iglesia frente a los que se levanta la inquisición.
3-Cervantes coloca como elemento central el sentido del movimiento de la vida humana. He señalado en apuntes anteriores la importancia del juego de andante o arriero en la aventura quijotesca.
Estamos en una época histórica de plena represión inquisitorial y en pleno debate astronómico sobre la centralidad del sol y de la consideración de los movimientos de la tierra. Roma está conmocionada por la ejecución de Giordano Bruno en 1600 apasionado defensor del heliocentrismo y de la infinitud del universo. El proceso que duró ocho años fue dirigido por el cardenal Belarmino, el mismo personaje que llevaría el proceso posterior de Galileo a partir de 1611. Defender abiertamente esas posturas era jugarse el tipo. Pero no puede plantearse una reflexión sobre el sentido de la vida y su dinámica, como lo hace Cervantes, sin tener en cuenta este debate.
Si nos centramos en la cuestión del debate del sistema heliocéntrico vamos a detenernos en el significado de los nombre de los protagonistas que dan título a la obra: Auristela y Periandro son los nombres falsos que adoptan durante todo el viaje para no ser reconocidos. Sólo al final de la obra se descubrirá su verdadera identidad:Persiles y Sigismunda.
Auristela significa estrella áurea, estrella dorada. Se refiere al astro rey, la única estrella denominada así es el sol. Periandro es: en torno al hombre, alrededor del hombre. Por tanto, si son falsos los nombres también lo es la realidad que definen. Cervantes nos está diciendo que es una pura apariencia, una impostura la consideración del movimiento o giro de la estrella dorada alrededor del hombre. Es una apariencia falsa el movimiento del sol a nuestro alrededor. Es una genial y sutil manera de decir lo que se piensa cuando está la espada de la Inquisición colocada sobre su cabeza. Ya está dicho. A partir de esa incuestionable descripción literal se puede jugar con la sonoridad del título. Es muy conocido el refrán: el que sigue la persigue. Podemos leer: alrededor sí les sigue el mundo; alrededor del sol (per soles) sigue el mundo (sigis munda).
No es el sol el que gira de este a oeste, somos nosotros los que nos movemos en sentido contrario, en dirección Lisboa-Roma, del oeste hacia el este y esa es la ruta de la peregrinación del libro. Genial Don Miguel. Y muchos han dicho que eras un reaccionario acomodado a las verdades oficiales ya caducas, ja-ja.
Cervantes en la defensa de estas tesis copernicanas bromeó: Bien podía intitular el libro del peregrino español: Historia peregrina sacada de diversos autores, y dijera verdad.
Y así se nos despidió: Pero no son todos los tiempos unos: tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga lo que aquí me falta, y lo que sé convenía. ¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!
Aquí en el final del año de la astronomía podemos anudar aquellos hilos. Yo como simple caricaturista que llevo treinta años buscando el lado oculto de las cosas, empeñado en mirar cada día más allá de las apariencias y que tengo esta deformación profesional puedo decir lo que le faltaba a Don Miguel de Cervantes allí por pura conveniencia, por mor de supervivencia: La Tierra se mueve, ¡cuántas vueltas da la vida!. Feliz año nuevo.
PD:Los trabajos: textos, fotografías y dibujos tienen en internet los mismos derechos de propiedad que en los medios impresos. (Aunque algunos interesados pretendan ignorarlos). Se pueden aludir y comentar las creaciones siempre con cita del autor.
En este año he dibujado (esto sí bajo licencia de Creative Commons) las constelaciones de Ptolomeo para el programa Stellarium. Pueden descargarlas e instalarlas en el programa de simulación.
http://blogs.elcorreodigital.com/jesus-zulet/2009/7/5/como-dibujar-las-estrellas-1