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Jesús Zulet

Ja-ja

Ágora, espacio abierto y público.

Tenía enorme interés en ver la película de Alejandro Amenábar. Yo no soy crítico de cine pero cualquiera que ojee este blog sabrá fácilmente por qué me tiro en esta piscina. La Astronomía, Hypatia, la Escuela de Alejandría merecen una reivindicación. El jóven y fantástico director de cine ha asumido un reto formidable. Y merece de entrada, sólo por eso, una felicitación. El título me gusta mucho. Siempre presto atención especial al título porque define algunas intenciones, marca el punto de vista y el enfoque. Insisto muchas veces que eso es clave. Creo que es toda una proclama, marca un guiño al concepto de ágora, el lugar del diálogo, precisamente lo que quebró el fanatismo de la época. La película planteada con esa intención es una obra abierta y eso también me gusta especialmente. Y creo que Amenábar presenta abiertamente esa intención. Creo que tiene una honesta intención de combate contra la intolerancia. Lo mejor de esta obra es el interés que ha logrado despertar y la cantidad de trabajos generados sobre estos temas.

En la película se juega con los escenarios de cuatro niveles de lectura:
1- La casa como escenario íntimo, el de las preguntas fundamentales
2- La biblioteca donde elabora el pensamiento, donde enseña y aprende (eso es importante porque ambos conceptos son inseparables),
3- El ágora, la calle y
4- El firmamento, el ágora más profunda, porque en el pizarrón celeste dialogamos con el pasado y con nuestro futuro. Pueden no gustarnos, pero el firmamento ha tenido desde hace mucho tiempo formidables definiciones y todavía marcan hoy el paso de nuestro tiempo (repasemos los nombres de la semana). Como todo mi blog es un canto a este escenario no necesito explicar mis sensaciones.

Voy a remarcar algunas ideas no sobre la película sino desde ella, a partir de la corriente que nos despierta.

La oposición a todo tipo del fanatismos exige el reconocimiento de la pluralidad. Alejandría atesoraba viejos saberes y… un enjambre de corrientes de pensamiento. No existía un cristianismo sino varios y entender eso es básico. Bastantes de esas corrientes fueron excluidas por heréticas… Y varios judaísmos. No me parece adecuado definir el paganismo cómo un único concepto porque ahí englobamos desde ritos mistéricos hasta corrientes de filosofía con enormes márgenes de interpretación subjetiva y libertad de interpretación. Y una filosofía que acrisola corrientes estoicas, gnósticas y neoplatónicas.

La Escuela de Alejandría es sobre todo neoplatonismo y ahí está la base más importante de la idea de belleza (fundamental en nuestra interpretación de la estética). Toda la concepción proyectiva de la luz es suya. Me hace mucha gracia encontrarme con directores creativos que me dicen que los dibujos limpios, claros, sencillos es lo más moderno como consecuencia de la visión retroiluminada de las nuevas pantallas. Es el concepto de los vitrales medievales que se fundamentan en el estoicismo del comienzo de nuestra era. Vaya modernos. El estoicismo remarca la idea nuclear del fuego. El humo de esa fogata nos alcanza hoy. De ahí deriva el fuego de la pasión del amor y del ardor guerrero. Durante muchos años la CocaCola ha centrado su publicidad en el slogan: La chispa de la vida. Y parece un chiste. Los estoicos han sido probablemente la corriente filosófica que ha dado más valor a la imaginación. ¿Cómo no me va a interesar?. Los gnósticos reclaman una profundidad psicológica y un peso del conocimiento personal como ninguno otros. Por algo C. Jung , uno de los padres del psicoanálisis, bebió en sus fuentes. ¿No están estos conceptos vigentes en el debate actual? A mí sí me lo parece. Qué curioso, se presenta la celebración del año de la astronomía como aportación del telescopio de Galileo, un triunfo de “la técnica”. Se silencia que el pensamiento de Copérnico (hasta ahora más importante), y el de Galileo después, se desarrolla sobre un sustrato de revalorización del pensamiento neoplatónico y fueron acusados de ser pitagóricos. Este rasgo que lo remarcan los propios autores no es una mera coartada para eludir el peso de la Inquisición. Eso cuenta y mucho.

No me preocupan las críticas de quienes se niegan a tolerar la libertad de interpretación y pensamiento. Me preocupa más quienes dicen combatir el dogmatismo y los fanatismos desde otra lectura simplista y reducida, casi maniquea. Entonces se está alimentando aquello que se pretende superar. Creo que el mayor problema es que no sabemos abordar la complejidad. Sospecho que parte del público saldrá con un pensamiento focalizado en el conflicto entre la fe y la ciencia. No acepto esa dicotomía porque excluye una tercera pata, el arte, lo creativo. No podemos presentar una ciencia sin conciencia, sin imaginación, sin la mirada artística. Es hora de analizar las teologías desde la creatividad en vez de la creatividad desde las teologías. Puede haber fanatismo en los credos religiosos pero también en un cientifismo tecnológico y también en la divinización del arte tan característico en algunas vanguardias y en el mercado del arte.

No existe una visión espacial, una mirada al cosmos sin significados, sin valores, sin búsqueda de sentido, sin preguntas. Eso no es pensamiento mágico e infantil. Un pensamiento mágico que dicen que protagoniza una primera fase de la historia humana y que se supera con la filosofía griega y después con la ciencia. Es el gran invento de la mentalidad lineal y cerrada de la modernidad y yo me atrevo a definirla como la gran coartada para castrar la creatividad. Casi todos los contenidos educativos a día de hoy siguen marcados por esas premisas y con ese enfoque.

Hay un detalle que me llama mucho la atención, es la manera de explicar la visión Tierra-Sol. El mayor acierto visual de Amenábar es la pizarra de arena en la que Hypatia trabaja y enseña. Bueno, desde mi punto de vista, claro. Siempre insisto en mis talleres que es muy importante que el compás seamos nosotros mismos. Pero en el gran acierto está el gran error. El bien y el mal no son territorios cerrados y excluyentes sino que pueden entrecruzarse. Me sigo preguntando cuales serían los argumentos de Aristarco para entender sus tesis heliocéntricas, trabajos que desaparecieron con la destrucción de la Biblioteca alejandrina. Trato de entenderlo desde sus recursos teóricos y técnicos. Me hace pensar la geometría. Toda la enseñanza presenta las explicaciones del geocentrismo con gráficos tomados en planta, desde arriba. Eso nos adormece. Por favor prueben a visionarlo en alzado. Eso despierta las preguntas. Ya lo veremos.

Por Jesús Zulet

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