Se acabó el verano y las vacaciones. Mi regreso coincide con el festival internacional de cine, el Zinemaldia donostiarra. Toda obra de cine es también regreso. En el año 1987 Glenn Ford vino a propinarnos el tortazo de la confirmación de la máxima categoría del Festival que había perdido años atrás. Dibujé al impulsivo protagonista y sustituí a Gilda por nuestra sirenita que en aquel año aparecía en el cartel anunciador. Y desde entonces… cada día me toca dibujar el acontecimiento de éste festival.
Para mí también supuso una confirmación después de abandonar el campo profesional de la Publicidad y pasarme al terreno de la sátira gráfica en el mundo de la Prensa.
El Cine se define como el nuevo Arte, el arte de nuestro tiempo. Y creo que es así y por eso merece alguna consideración más reposada. Es algo más que un mero entretenimiento y su éxito supone el gran salto de la cultura de masas. La cultura ya no es un privilegio de sectores minoritarios y de élites.
De las experiencias del pasado tengo una anécdota inolvidable para mi y que suelo contar. Estaba anunciada la llegada de la gran estrella Robert de Niro. Y claro, eso dibujé. A primera hora de la tarde me llaman del periódico preocupados y me dicen: “Tienes que cambiar el dibujo porque De Niro al final no viene”. “Pues vaya, en media hora…me caso” les respondí. “Me parece más noticia el plantón que nos ha dado que su llegada”. Se me ocurrió: ¿Por qué no lo dejamos el dibujo tal cual?. Y podemos añadir el titular: Robert, me piro…”. Y me casé.
Para empezar les iré presentando mi crónica gráfica del Festival del 2009. Se los mostraré por paquetes sucesivos.
Tengo que imaginar las películas y ver lo que prometen según el imaginario que tenemos ya elaborado previamente de sus creadores o protagonistas. Antes de ver las cintas juego fundamentalmente con los carteles.
Suelo estrenarme con mi lectura del cartel oficial. Este año hemos contado con una presencia peculiar: Ricardo Darín traía dos películas. Voy a detenerme en explicar este dibujo y saben que no nos gusta hacerlo (pluralizo porque creo que es rasgo común de casi todos los autores gráficos). Una de las obras era de Fernando Trueba: El baile de la Victoria. Es la peli que acaba de ser seleccionada por el cine español para los Oscar. Trueba bromea dibujando sus peculiares ojos de doble mirada en la trasera de la silla de director, es su propia autodefinición. Su nueva obra versa sobre los coletazos del golpe militar en Chile. Me ofrecía un bonito juego sobre los distintos puntos de vista. Darín protagoniza además la otra cinta titulada: El secreto de sus ojos.
Es como si me hubieran puesto expresamente el argumento central de mis reflexiones sobre la comunicación visual: la polisemia, la multiplicidad de miradas, la combinación de los puntos de vista.
El festival tiene un final clásico: la crónica disconformidad con el fallo del jurado. Es la ratificación de la importancia de la variedad de interpretaciones, el canto a la pluralidad.
Este año ha ganado una potente película en blanco y negro que algunos la consideran un poco ladrillo. Mientras sigan haciendo públicos los resultados a hora tan tardía no me dejan tiempo para elaborar el tema satírico. Así que me quedo con el ladrillo, aunque sea muy discutible. Ya me perdonarán. Disfruto con las discrepancias, representa la burla de tantos siglos de imposición por parte de todos los poderes…
Acabó el Festival 2009, y ya falta menos para el próximo. Pronto alcanzaré los 25 años en esta tarea. La vida pasa tan rápida o más que los rollos de proyección de nuestro querido cine…