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IÑAKI CERRAJERIA

La ilustración

La música militar nunca me supo levantar

 

 

MOBILIARIO URBANO por ÁNGEL RESA

Una empresa quiere ofrecer estrategias militares en Izarra y otros proponemos la lectura de ‘Adiós a las armas’

Quizá es que éramos más ingenuos o que la psicodelia no formaba parte de nuestras vidas. Recuerdo que de pequeños jugábamos a policías y ladrones o indios y vaqueros en aquel laberinto hermoso de La Florida junto a la cueva del ‘Sacamantecas’. O al fútbol en porterías rudimentarias, tanto que los jerseys tejidos por las madres oficiaban de postes. Al no existir travesaño se entablaban discusiones eternas entre la versión del guardameta –para quien todo chut iba alto- y la del delantero, convencido de que cada disparo entraba de sobra por el arco imaginario. O tirábamos a canasta, que en Vitoria las ha habido siempre, antes incluso de que el Baskonia ascendiera a la planta noble del baloncesto europeo. Probablemente Joan Manuel Serrat se inspiró en nuestra infancia para componer su célebre canción en la que los mayores se quejan por nuestra manía de joder con la pelota.

Cada uno se divierte como quiere, mientras pasarlo bien no implique enredar en el ojo del vecino. Y los tiempos cambian hasta mudar las costumbres lúdicas del personal. Claro que la irrupción poderosa de la tecnología ha sustituido los pelotazos reales con balones concretos por barbaridades virtuales que brotan desde las pantallas de los videojuegos. Revisas ahora las carátulas y no encuentras más que armas de destrucción masiva. Los chavales se desgastan las huellas dactilares a base de manipular los mandos que esparcen vísceras por ciudades inquietantes tras una persecución diabólica al volante de coches con la carrocería abollada. Un horror. Y retan en línea al amigo a quien acaban de despedir en la calle para correr hasta la consola.

Claro que las nuevas maneras de entretenimiento no se reducen a niños, jóvenes y adolescentes. Hay gente talludita que opta por alejar el estrés mediante escenografías bélicas. Estos días se debate el interés de una empresa privada por aprovechar las desvencijadas instalaciones del antiguo colegio de Izarra para montar guerras de mentirijillas o baja intensidad. Y no puedo evitar el estribillo de la canción que entonaba Paco Ibáñez bajo el título de ‘La mala reputación”. “La música militar nunca me supo levantar”. Cada cual se enorgullece de algunas cosas en esta vida y tan lícito será considerarse un soldado universal como lo contrario. Recuerdo que la víspera de licenciarme en la mili –recuperar ‘la blanca’, que expresión tan vitoriana- acogí como un elogio el comentario del teniente que pretendió herirme. “Usted no tiene ningún espíritu castrense”. Aliviado me quedé, mientras pensaba cómo festejar por la noche junto a los compañeros de reemplazo el cierre de aquella etapa que me dejó el trabajo pendiente de un hilo dental.

Pues eso, que en Izarra –con el beneplácito foral y el malestar del Ayuntamiento de Urkabustaiz- una firma pretende aliviar tensiones de directivos y subordinados mediante estrategias en el campo de batalla. Se trata de disparar pequeñas bolas con réplicas de armas reales como hace un tiempo se impuso la moda de cubrir de pintura los trajes de los enemigos. Digo yo que para eso ya está la ‘tomatina’ de Buñol o el arrojo inmisericorde de vino en las calles de Haro. Pero, en fin, allá cada quien con su manera de invertir el tiempo libre sin necesidad de tararear a José Luis Perales.

El edificio abandonado de Izarra albergó usos educativos y actividades físicas (natación, por ejemplo), pasó luego a las manos del Deportivo Alavés sin utilizaciones concretas y ahora es una casona en ruinas que procura a la Diputación más disgustos que satisfacciones. Lo de arrendarla por un lustro a cambio de 50.000 euros no parece que vaya a solucionar las estrecheces económicas del Palacio de La Provincia. Suena más a optar por que alguien detenga el deterioro a cambio de unas monedas. Ignoramos en qué quedaré el proyecto. Solo conozco que ya me duelen demasiado las articulaciones para retomar los duelos de policías y ladrones o de indios contra vaqueros. Pero también sé que no me pillarán en estrategias militares que disparan pelotas más o menos inocuas. Como ando corto de espíritu castrense prefiero leer ‘Adiós a las armas’.

La actualidad en una sonrisa. Por Iñaki Cerrajería

Sobre el autor

La intención de este blog es recopilar mi trabajo diario en las páginas de EL CORREO. Caricaturas de escritores y otros personajes, las elecciones vascas con humor, páginas especiales, planas sobre fiestas de Vitoria-Gasteiz, San Prudencio, San Juan del Monte,... El fútbol con las jornadas del Deportivo Alavés, recreaciones de juicios, las ilustraciones para artículos y por supuesto, las tiras diarias de las ediciones de Álava y los domingos de Bizkaia y Miranda de Ebro. Desde todos estos espacios podéis acceder a las noticias, datos adjuntos y participar de forma activa añadiendo vuestros comentarios e ideas. Asimismo, encontrareis en las secciones del blog distintos trabajos que han sido publicados en años anteriores y que poco a poco voy añadiendo. Espero que sonriáis un poco navegando en este espacio.

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