A los niños les trae al pairo si Sus Majestades de Oriente procedían de Andalucía, si montaban en camello, dromedario o elefante y si les guió una estrella fugaz, un cometa o una conjunción planetaria especialmente brillante. Indiferentes a la polémica suscitada por el Papa Benedicto XVI en su libro ‘La infancia de Jesús’ y a las teorías de algunos científicos, a los chiquillos únicamente les quita el sueño su cita anual con los monarcas, que pone el broche de oro, incienso y mirra a dos semanas repletas de ilusión y magia.