El plan de ahorro planteado para los gastos en suministros en el que el Ayuntamiento lleva embarcado desde hace más de dos años no termina de cuadrar. La inestabilidad que va ligada al precio de la electricidad y los combustibles (gasolina y diesel, fundamentalmente) y el incremento generalizado del IVA han «distorsionado» -según la terminología empleada desde el departamento de Hacienda y Economía- las bases del ajuste sobre las que se rehicieron la práctica totalidad de los contratos que aprovisionan al Ayuntamiento. (+)